Un buen amigo me mandó el siguiente mensaje que espero que les guste:
Aquel día como tantos otros me dirigía presuroso a mi trabajo, batallando con el tráfico de la ciudad y sus habituales congestionamientos, mi pensamiento se ocupaba de todas las actividades que tenía que realizar ese día, en los clientes que tenía que atender y todo el papeleo que eso implicaba, ¡estoy harto de todo esto! Pero sobre todo esto ¡harto de mi trabajo! Me dije a mí mismo, principalmente de esta compañía que no me valora lo que yo valgo, un día de éstos les voy a renunciar, ¿a ver qué hacen sin mí? Tenía que admitir que ya llevaba muchos años en ese empleo y que mi cabello ya pintaba algunas canas, aunque gracias a eso había logrado tener una posición más cómoda que mucha gente y que las oportunidades de trabajo eran cada vez más escasas, ya que las empresas sólo ocupaban gente más joven que yo.
Pero de todas maneras el estar en esa compañía me parecía odioso, y como lo había pensado anteriormente ya estaba harto de ella. De repente prendió un semáforo en rojo por lo que lleno de ira tuve que frenar y esperar a que prendiera el verde, mientras esperaba, llamó mi atención un hombre que estaba parado en la esquina, cuando mucho unos cuantos años mayor que yo, llevaba en su mano un cajón de bolear zapatos, cosa ya rara en estos tiempos. En su mirada vi desesperación como no sabiendo qué camino seguir, tal vez para buscar algún cliente y ganarse unos cuantos pesos para llevar a su hogar; al ver la tristeza infinita en aquellos ojos, mi ira desapareció al momento, sentí como si me hubieran echado un balde de agua fría sobre mi cuerpo. Como un relámpago comprendí que el hombre del cajón ¡podría ser yo mismo! Perdóname Señor por mi soberbia, perdóname por ser tan mal agradecido, con lo que tengo y he logrado, perdóname Señor por renegar de mi trabajo. Te juro Dios mío que de ahora en adelante valoraré todo lo que me has dado, iré a mi trabajo con gusto y alegría y con esa misma alegría atenderé a todos mis clientes y compañeros de trabajo, no volveré a renegar de este trabajo que tengo y gracias Señor por mi trabajo en esa empresa, que sin ella tal vez no sería lo que soy ahora. Te pido Dios mío que te acuerdes de todas aquellas personas que tienen hambre y no tienen trabajo, socórrelas para que no falte en su mesa el pan de cada día y sobretodo ¡Gracias Señor! Por no ser yo... El hombre del cajón.
El pasado viernes cinco de octubre el Consejo Durango Lagunero de ONG’S contó con la agradable visita del presidente municipal de Gómez Palacio, Dgo., el C.P. Ricardo Rebollo Acosta. Recibiendo el consejo con agrado la noticia de que existen recursos que serán repartidos en las ONG’S por un millón de pesos al año.
También nos comentó el presidente que tiene intenciones de rentar un local para que sirva al consejo como sede y oficina ofreciéndose a aportar la mitad de la renta que genere dicho local. Saludos a nuestros amigos Rosy de Martínez y Luis Martínez Martín. ¡Hasta luego¡
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