La mejor manera de proteger a los hijos contra la drogadicción, la corrupción, la violencia y la deshonestidad es enseñarles a tener valores, que actualmente han caído en desuso por la publicidad e información de muchos medios de comunicación que fomentan antivalores y que los exponen como si fuera lo más “normal” que sucede, y lo que es peor, que afirman que así debe de ser.
¿Pero cómo proteger a nuestros hijos de estos antivalores? La respuesta es fomentando los valores pero es muy importante predicar con el ejemplo, es decir que si le decimos a nuestro hijo que no debe mentir y siempre hablar con la verdad; no le enseñemos a que nos niegue ante alguna persona que nos busca ya sea en nuestro domicilio o por teléfono y mucho menos prometer cosas que luego no podemos cumplir, como un castigo o un premio. Enseñémosles a ser responsables y a actuar con responsabilidad comentando con ellos, o platicando de las consecuencias que pueden traer a su vida si actúan con irresponsabilidad. Practicar además la honestidad desde cosas tan simples como si nos dan cambio de más en alguna tienda, y enseñarles que ese dinero se debe devolver a quien se equivocó, o que si encontramos algún objeto perdido, buscar por todos los medios devolvérselo a su dueño. Si fumamos o tomamos una copa delante de ellos aclararles que esto sólo lo puede hacer hasta que se convierta en adulto y tome sus propias decisiones con responsabilidad y sobre todo evitar el andarle dando “traguitos” para que “pruebe” por lo que luego podemos arrepentirnos cuando ya sea demasiado tarde.
Verdaderamente es muy triste ver que nos llegamos a topar con gente adulta que miente con facilidad o se presta a chantajes o calumnias hacia otras personas, importándole poco si destruyen la reputación de gente honorable y trabajadora, o lo que es peor, de familias u organizaciones empresariales o de servicio. Dichas personas desgraciadamente han de haber tenido una infancia carente de valores, y tal vez sus propios padres o no se ocuparon de ellos a tiempo, o les predicaron con el mal ejemplo. Teniendo como resultado gente sin escrúpulos, que lo único que hacen es tratar de obtener ventajas pasando sobre los demás y sirviéndose a sí mismos, sólo para obtener una satisfacción personal carente de toda dignidad y de respeto hacia ellos y los demás.
Por eso es ¡URGENTE! Que busquemos por todos los medios posibles acercarnos a nuestros jóvenes, como lo hizo el gran filosofo chino Confucio, quien estableció escuelas de enseñanza basadas principalmente en valores y moralidad donde se exaltaba la dignidad humana y el servicio a los demás. No olvidemos que nuestros niños son la gente del futuro y de nosotros depende que tengamos buenos o malos ciudadanos en nuestra vejez, o paguemos las consecuencias de no haber actuado a tiempo. Prestémosles más atención, evitemos que vean programas que nos son adecuados para ellos, como por ejemplo algunas (por no decir muchas) telenovelas, o programas de contenido poco dignificante como los llamados reality show o con alto contenido de violencia y sexo. Pero principalmente hagamos lo más importante, que es establecer una buena comunicación con ellos.
¡HASTA LUEGO¡
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