Estamos entrando al tradicional periodo vacacional de verano, tiempo en que los jóvenes universitarios dejan las aulas para tomar un respiro. Para ninguno de ellos tenemos una respuesta adecuada sobre ¿qué hacer? en su tiempo libre.
Los usos y costumbres han cambiado, ahora los muchachos ¡no pueden divertirse sanamente sin dinero y coche! –aunque sea prestado por la mamá–; lo peor, encontrar alegría y diversión en actividades que vayan más allá de la satisfacción de la sensualidad, entre ellas lo eminentemente sexual.
Desde luego que debo hacer mención de los “virtuosos”, que son los menos, gracias a que cuentan con unos educadores familiares que supieron orientarlos. Disculpe que escriba “fuerte” pero es momento de hacerlo.
El “Diálogo” está inspirado en un muy bello artículo de educación y notas periodísticas recientes, referentes a casos fuera de nuestra región, pero que sin duda nos alertan, con buen tiempo para trabajar y prevenir malos ratos.
En el Distrito Federal, un padre de familia asesinó a una maestra por considerar que no había hecho lo suficiente en atender un reclamo en relación a su hijo. Aquí vale aplicar aquello de “el fin no justifica los medios”.
Jorge Zepeda Patterson, en el mes de junio del presente año, nos compartió el caso de “Omar”, que luego de resistirse a la violencia reinante en las calles de Cancún, promovida por adolescentes aprendices de criminales; buscar apoyo y soluciones sin encontrarlos; temeroso, con poca formación integral y deseoso de hallar ubicación social, decidió unirse a los pandilleros y cumplir los requisitos de ingreso: violar a una mujer y asesinar a un rival. Vale la pena mencionar que su madre trabajaba en un hotel, en turno nocturno, lo que le impide vigilarlo y atenderlo.
Una más, del norte de México: en Monterrey, Nuevo León, los profesores, directores y padres de familia, de las escuelas más costosas del área de San Pedro, decidieron unirse para enfrentar el problema de la rebeldía y violencia de los hijos, buscando respuestas al mal comportamiento; propusieron: evitar educarlos en la competencia de lo material, enseñándoles que no con zapatos y ropa de marca definen calidad, compartir más tiempo con ellos, negarles coches si son menores de edad y evitar los de lujo, ayudarles a reconocer que los menos afortunados no son inferiores y otras, como el cambio de actitud de adultos, respetando a los prestadores de servicios, ufanarse de vivir en la colonia más rica, enseñarles que el consumismo hace daño y sobre todo, convivir con ellos en actividades familiares frecuentes evitando el gasto desaforado.
Los casos de La Laguna usted los conoce, igual en los barrios ricos o pobres, la actitud de padres e hijos, “influyentes” o no, que nos han sorprendido y escandalizado. No somos excepción.
Mauricio Beuchot, educador lagunero, ha escrito un artículo titulado: “La formación de virtudes como paradigma analógico de educación” y aborda el problema con una visión moderna y diferente; dice: “La noción de virtud puede ayudar mucho en el ámbito de la educación… Algunos filósofos recientes de la educación la han sugerido para la pedagogía y la didáctica. En lugar de enseñar contenidos, se enseña a adquirir habilidades para conseguirlos y para manejarlos. Conjunta la teoría y la praxis, la información y la formación, el saber cómo y el saber qué, pues con un mínimo de reglas va estructurando una habilidad que hace desempeñar bien una ciencia o arte”.
Él, como muchos otros filósofos educativos insisten en retomar el humanismo y los valores en la educación; la justificación pedagógica no ha sido rebatida, inclusive ha servido para que muchas instituciones retomen el rumbo con el manejo de valores; la necesidad la confirmamos cada día y hoy le he compartido algunos ejemplos contundentes.
El mundo de la docencia ha reconocido sus fallos, sólo algunos países permanecen fuera del cambio, aunque declaren intentarlo; el Gobierno de Coahuila hizo el propio, con su propósito manifiesto en programas educativos, como “Escuela sana y segura” y “Por un buen ejemplo”. Armando Silos, director de Educación Básica en la Región Lagunera declaró: “No se trata de exponer en los alumnos una teoría sobre los valores, pues lo importante es la práctica y el ejercicio de los mismos”. Veamos si las “anclas” poderosas le permiten hacer alguna maniobra efectiva.
Nuestro trabajo es igualmente importante; debemos tomar la experiencia de nuestros vecinos de Monterrey, empezando por dejar de lado la desidia y buscar, desde ahora, la mejor escuela para nuestros hijos, desde primaria hasta licenciatura, que al momento de hacer cuentas, no es “negocio” que ellos hagan como que estudian para luego no poseer armas para competir por los buenos empleos; sobre todo, darle el sentido humanista y no sólo el simple pragmático a la formación de nuestros jóvenes. ¿Usted ya pensó en eso? ydarwich@ual.mx