Una cosa es hablar por hablar -y hacer uso de la agotada retórica mexicana en los viajes al extranjero- y otra es hablar con hechos.
El Gobierno de Calderón se enfrenta a una difícil prueba -que ciertamente está dando mucho de que hablar a la prensa extranjera- y que llegado el momento lo podría evidenciar como un presidente ignorante y mentiroso o un estadista valiente.
Es del dominio público la sucia batalla que están dando Televisa y TV Azteca -los poderosos monolopios televisivos- para tratar de impedir la entrada de General Electric (GE) a través de su filial Telemundo a la televisión abierta en México, que bien podría convertirse en la tercera cadena de televisión abierta, medida en monto de capital y en producciones.
GE es un conglomerado de gran dimensión y aparentemente tienen serias intenciones de ir en grande por el mercado de televisión abierta; GE igual tiene empresas de servicios financieros, eléctricos o aeronáuticos, que televisivos. Su alianza en México se está llevando a cabo con la familia del empresario Isaac Saba.
La alianza entre GE y la familia Saba se da a través de dos empresas, Telemundo que pertenece a NBC Universal, que a su vez es parte de GE. Y por parte de la familia Saba se da a través de Xtra, donde uno de los hijos de Isaac Saba, Manuel Saba, es el director.
Casuísticamente los noticieros de Televisa y TV Azteca han transmitido ya sendos reportajes -por supuesto en programación y horario estelar- denunciando presuntas prácticas monopólicas y abusos del Grupo Casa Saba, el mayor distribuidor de medicamentos en México. El mensaje es claro: no quieren que Isaac Saba, socio de Telemundo en México, ingrese al mundo de las comunicaciones vía satélite y qué mejor manera que desprestigiarlo con cobertura nacional.
Con historias reales, conmovedoras imágenes de pacientes pobres muriendo por enfermedades crónicas o degenerativas, las dos televisoras realizaron su chamba basados en una supuesta investigación periodística, en torno a un problema real de la economía mexicana: la concentración de la distribución de los medicamentos en pocas manos y el posible impacto de este problema en los precios de las medicinas en el país -paradójicamente algo así como el monopolio que comparten Televisa y TV Azteca en la televisión-.
Fue en noviembre pasado cuando el director de noticieros nocturnos de Televisa, Joaquín López Dóriga ? todo un personaje en el tras bastidores del poder en México- dijo algo más o menos así: ?En este momento miles y miles de mexicanos con enfermedades graves, crónicas, no pueden comprar sus medicinas por los precios inaccesibles. Y mientras ellos sufren, los distribuidores, los intermediarios, son los que cuentan sus ganancias?.
El mensaje de Azcárraga Jean y Salinas Pliego ha sido entendido por Saba y GE: una evidente guerra sucia, por intentar meterse donde hay dos patrones que no quieren compartir las jugosas ganancias y el poder que ofrece el monopolio de la televisión en México.
No me atrevería a meter las manos al fuego ni por Salinas, ni por Azcárraga, ni por el mismo Saba quien por ahora lleva el papel de víctima.
Ninguno de ellos es una dulce dama de la caridad empresarial, como no lo es ninguno de los empresarios grandes de México. No pretendo juzgarlos.
Simplemente son un exitoso producto de la salvaje jungla empresarial con que operan los negocios en México desde hace muchos años. Puedo suponer ?sin conceder- que probablemente veríamos una dinámica empresarial muy similar si el caso fuera a la inversa, es decir, que Azcárraga o Salinas estuvieran intentando entrar al negocio monopólico de Saba, -nunca lo sabremos -.
¿Y el Gobierno?
La audiencia europea y norteamericana de Calderón se hace esa pregunta.
¿Dónde está el Estado de Derecho mexicano? ¿Cómo se va a garantizar la justa y libre competencia? ¿Es así como se pretende atraer inversión a México?
¿Habrá algún otro inversionista que se atreva a competir contra Televisa o TV Azteca?
¿Habrá algún inversionista mexicano o extranjero que se atreva a invertir y competir contra Teléfonos de México, Walmart, Bimbo, Cemex o algún otro de los monopolios conocidos?
¿Será quizá que tienen más poder que el propio Gobierno Mexicano?
Visto Fríamente: Yo no conozco todavía a ningún político mexicano que -en su sano juicio-, exponga su reputación y popularidad política, atacando el poder que ostentan los monopolios de la televisión mexicana.
Pero dada la popularidad de Calderón, se puede decir que no tiene mucho que perder.
Por eso creo que enfrenta una prueba importante, como la que en apariencia está librando contra los cárteles de la droga.
Si el Gobierno mexicano pretende impulsar la creación de empresas y la generación de empleos, -en lugar de exportar mexicanos a Norteamérica-, este es el tipo de problemas que debe resolver.
luis.flores@rbc.com
