Hace algunas semanas el presidente Calderón elucubraba la posibilidad de que México pudiera llegar a convertirse en la quinta economía mundial para mediados de este siglo XXl.
No hay nada de malo en ser ambicioso. Se requiere mucha valentía para hacer públicas las ambiciones de una persona, mucho más las de un presidente.
El problema de hacer declaraciones públicas que son demasiado ambiciosas estriba en el riesgo de la humillación.
Si yo les digo a todos mis amigos y familiares que ganaré el primer lugar en el próximo maratón de Boston, más vale que logre mi meta, pues si no me veré como un ingenuo mentiroso.
Por otro lado el problema de mantener las ambiciones privadas estriba precisamente en que son privadas. Si falla uno nadie se entera, y todos somos especialmente ingeniosos cuando se trata de justificar nuestros fracasos.
La frontera entre ser una persona valiente o ser imprudente es algunas veces imperceptible, -mis amigos golfistas seguramente entienden esto muy bien-.
Hay diferentes maneras de ver el potencial de una economía, pero sin duda en algo podríamos estar de acuerdo: deberíamos partir de datos reales actuales y de ahí empezar a agregarle deseos, ambiciones, programas estratégicos, posibilidades y sueños, para llegar a un número ?X? que nos lleve a ser la quinta economía del mundo. Y listo.
Los datos mas usados son el PIB ?que mide la producción de un país-, el PIB per cápita? que mide la producción por habitante-, el tamaño de la población y el tamaño del territorio nacional. Una amalgama de estos datos nos puede dar al menos una idea del potencial de un país.
De acuerdo al ranking de banco mundial al medir el PIB México ocupa el 13 lugar, en PIB per cápita el lugar 45, en población el 11 y en Territorio el 14.
Atreverse a decir públicamente que seremos la quinta economía del mundo, al menos en estos parámetros, implica tomar muchas decisiones complicadas, - ciertamente algunas pudieran estar fuera de la esfera gubernamental- y otras sin duda costosas para algunos sectores de la población mexicana. Además de implicar verdaderos esfuerzos en varios frentes de la economía en su conjunto, y aquí hablamos no sólo de la fuerza laboral, empresarios, sindicatos, etc., sino en áreas como educación, seguridad publica y jurídica -y bueno- podríamos extendernos a revisar toda una tesis de reformas de fondo que México necesita y que presumiblemente Calderón conoce bien.
Por otro lado significa también que economías como las de Brasil, India, China, Italia, Rusia, Francia, Corea del sur, Canadá, que ninguna de ellas todavía esta en quinto lugar, no hagan nada en beneficio de sus fundamentales económicos y México pueda mejorar más que ellos en forma sustancial.
Cuando yo leí ?México, la quinta economía?, me confundí pensando que el adjetivo estuviera mal colocado, pero evidentemente estaba yo equivocado.
luis.flores@rbc.com