“Me parte el corazón pensar en eso, mi niña está yendo a la escuela en pantalón porque no tengo para comprarle la faldita, son dos que están en primaria pero no he pagado ni la mensualidad, del tercer niño ni la inscripción, no puedo”. IRENE, EX EMPLEADA DE SWIFT GALEY
Muchas de las mujeres que trabajaban en Swift Galey son madres solteras como Irene, quien, luego del cierre de la planta, no tiene con qué mandar a sus hijos a la escuela
TORREÓN, COAH.- A Irene se le hace un nudo en la garganta cuando piensa en la escuela de sus hijos. Es un tema delicado para ella porque ya iniciaron las clases pero debido a su súbito despido, ni siquiera ha podido pagar los útiles escolares ni los uniformes de sus niños.
“Me parte el corazón pensar en eso, mi niña está yendo a la escuela en pantalón porque no tengo para comprarle la faldita, son dos que están en primaria pero no he pagado ni la mensualidad, del tercer niño ni la inscripción, no puedo”, manifiesta la señora.
Irene fue una de las 550 personas que fueron despedidas de Swift Galey Torreón. La mujer cuenta que entró a la empresa cuando ésta recién se instaló en Torreón, hace alrededor de seis años, sin embargo, hace aproximadamente un año y medio se salió porque consideró que podía obtener un mejor trabajo con mejores prestaciones y sueldo.
“No fue así, no pude buscar mucho y regresé porque tengo que mantener a mis tres niños, ahorita todos estamos desesperados porque somos muchas las madres solteras que dependíamos de la fábrica y hoy estamos sin trabajo, sin dinero, sin saber qué hacer”, comenta.
Los ex trabajadores cumplieron ya una semana de hacer guardia en el exterior de la planta. Irene se reprochaba que anteriormente no ponía suficiente atención a sus niños y ahora el reproche es aún mayor, porque siente que no les está brindando lo necesario.
“Nadie nos dice nada sobre la liquidación, estamos muy preocupados porque queremos que todo se maneje de acuerdo a la Ley”, dice Irene, “yo sólo quiero el bienestar de mis niños, es lo que todos aquí queremos, que nuestros hijos no se queden sin uniformes, sin cuadernos, sin inscribirlos a la escuela”.
En otro extremo de Swift Galey, en el Parque Industrial Lajat, diversos ex trabajadores se cooperan para traer algo de comida. Lilia, quien tenía laborando en la empresa tres años, dice que el día anterior comieron tortillas con un trozo de jamón, porque todos ponen entre 50 centavos y un peso, según lo que puedan aportar.
Tanto Lilia como su pareja trabajaban en Swift Galey. Al quedarse sin empleo, sobreviven de sus pocos ahorros. Al ver a sus padres en necesidad, uno de los niños de Lilia también ha decidido aportar a la casa, con lo que gana de cerillito en un centro comercial.
“Antes él se quedaba con lo que le daban, ahorita quiere ayudar y también comprar comida, sobrevivimos de los ahorros, está muy difícil el momento que estamos pasando todos aquí”, explica la señora, “no hemos pagado los útiles escolares, tenemos muchas deudas, necesitamos que nos paguen”.
Los ex trabajadores esperan aún el apoyo del Municipio, que se comprometió a apoyarles con alimento y agua, pero sólo les llevaron unos toldos y la comida y la bebida quedaron pendientes.
“Necesitamos víveres, necesitamos alimento, que nos manden agua, de veras que nos las estamos viendo muy difícil aquí”, comenta Lilia.
MUCHAS DEUDAS
“Antes él se quedaba con lo que le daban, ahorita quiere ayudar y también comprar comida, sobrevivimos de los ahorros, está muy difícil el momento que estamos pasando todos aquí no hemos pagado los útiles escolares, tenemos muchas deudas, necesitamos que nos paguen”.
LILIA
EX EMPLEADA DE SWIFT GALEY
