?Sentir que es un soplo la vida??Carlos Gardel
Pienso en el último filme de Almodóvar, Volver. Además de demostrar que como cineasta nunca ha dejado de evolucionar, el genio español nos lega una enseñanza tantas veces olvidada: el ser humano siempre añora el terruño de origen y aunque no logre hacerlo, constantemente ansía, sueña y padece frente a la posibilidad de volver. Volver al pasado, volver al presente o hacia el futuro; reconstruir lo perdido, retomar lo inconcluso, apostarle a lo intangible?
Fueron tal sólo unos meses alejado de la página editorial y el frenesí de las entrevistas y sin embargo me resultaron largos como la Cuaresma. Hoy regreso con renovadas esperanzas, me apoyo en los valores de siempre, pero también le apuesto al cambio. La pluma, cuando es utilizada en pro de lo justo y lo urgente, nos posibilita a formar parte de un engranaje que coadyuve a la construcción de mejores horizontes. Esa es la responsabilidad principal de cualquier persona que incursione en el ámbito público: influir para bien.
Cuando hablo de cambio me refiero tanto al interno como al externo. Además de la necesidad de generar opinión escribo en pro de crecer como ser humano. Cada quien elige cómo expiar sus demonios, lidiar con sus guerras o alcanzar la catarsis: asumo que para mí de entre los muchos caminos hacia la felicidad es la escritura el que más fácilmente me puede llevar a ella.
Quizá nunca gane el Nobel, sin embargo es suficiente el espacio concedido. Me divierte el hecho de incursionar a sabiendas de que puedo equivocarme. ¿Dónde estaríamos sin la barranca frente a nosotros? Este oficio reclama seriedad y también picardía. Me quiero reír con ustedes pues por azares del destino en ocasiones se pasa por etapas donde la risa brilla por su ausencia.
Deseo dar testimonio de mi agradecimiento hacia cada una de las personas que con su aprobación hacia el trabajo aquí realizado me confieren ánimo y deseos de superación, además de templar las ansias que todo joven trae a cuestas. Seguiré atento a la crítica constructiva, pues sólo a través de ella podremos aspirar a la sensatez y mantener los pies firmes en el piso.
De entre los medios de comunicación donde he tenido la fortuna de colaborar merece especial atención la casa que me vio nacer: El Siglo de Torreón. Estamos de plácemes por 85 años de ejercer una tarea informativa siempre apegada a los principios rectores y a la línea editorial que desde un inicio marcó su fundador. Vaya un sincero homenaje hacia los hombres y mujeres que con ahínco y pasión creadora dan vida a las páginas del diario. Ante todo, el agradecimiento principal es para nuestros lectores, pues gracias a su confianza somos el espejo de los valores, anhelos y añoranzas de una comunidad.
Los meses de ausencia se tornaron en la oportunidad de recapacitar, revalorar quien soy y qué quiero de ahora en adelante. Tiempo de luces y sombras. Pero en fin ¿qué valor tendría existir si nos rendimos ante cualquier obstáculo?
Espero encuentren en esta columna un poco de todo. Habrá un seguimiento del acontecer nacional e internacional y todo aquello que como sociedad nos afecta. Temas de ayer y de hoy, experiencias personales u ajenas, pero al fin un espacio diverso donde coexista lo banal con lo trascendente. No quiero pecar ni de erudito, ni de ambicioso ni prometer para después dejar de cumplir, para ello andaría yo metido en la política. Sencillamente hablo con honestidad.
De las entrevistas mejor ni hablar. El tiempo traerá sorpresas.