Woody Allen inicia filmación en España
BARCELONA, ESPAÑA.- Con la estatua de Cristóbal Colón al fondo, señalando con su dedo a América, el norteamericano Woody Allen filmó ayer en un restaurante del barrio pescador de Barcelona las primeras tomas de su nueva película, protagonizada por su musa Scarlett Johansson, en el papel de turista.
La comedia que tiene que ser, en palabras de su director, “una carta de amor a Barcelona”, empezó a tomar cuerpo sobre el terreno a primera hora de la mañana cuando llegaba a la Barceloneta un potente automóvil, del que descendía Allen, con su inseparable gorro de pescador, camisa blanca de manga larga y pantalón verdoso.
Muchos de los miembros de su equipo ya hacía más de una hora que deambulaban por el lugar, en el que habían plantado varios camiones y caravanas, donde se podía comer de ‘catering’, se han maquillado y vestido los extras que han participado en las escenas de la jornada, y por donde se cruzaba, de vez en cuando, un gato negro.
Junto con el director de fotografía, el español Javier Aguirresarobe, ha empezado a moverse Woody Allen por la terraza del restaurante ordenando colocar un par de mesas, mientras charlaban sobre las tomas que posteriormente ha protagonizado Johansson, quien no se ha mostrado muy simpática con los periodistas cuando le han preguntado, a su llegada, por su nuevo proyecto.
La rubia Johansson apareció hasta media mañana, enfundada en una camiseta de tirantes, que acabó cubriendo con una cazadora tejana descolorida, y un pantalón marrón-caqui.
Fornidos trabajadores de una empresa de seguridad, con camisetas negras con un búho estampado en la espalda, impedían el acceso al set de rodaje, donde las primeras imágenes gráficas se las llevó una doble de Scarlett, con quien el cineasta norteamericano ya ha rodado algunas tomas.
Aunque de lejos, y con Allen grabando montado en una cámara, justo encima de unas escaleras, periodistas y curiosos pudieron ver cómo la actriz, que actuaba como si fuera una turista en la capital catalana, se colgaba de su cuello una máquina de fotos y saludaba con un beso a una mujer sentada en una mesa.
Una hora más tarde, el equipo decidió poner punto final a la sesión matinal y algunos, entre ellos el propio Allen, optaron por meterse en el camión de ‘catering’.