“Los policías están en huelga”, fue la noticia con la que muchas personas se despertaron hace siete días. Por primera vez, al menos en dos décadas, Torreón no tenía agentes en las calles para vigilar. Las condiciones estaban dadas para que los asaltantes aprovecharan la situación.
A las 8 de la mañana del lunes 21 de mayo alrededor de 400 policías que a esa hora iniciaban turno se negaron a trabajar. Demandaban un aumento de sueldo y mejor equipo para hacer su trabajo.
Argumentaban, con justa razón, que ante la ola de violencia registrada en La Laguna su profesión cada vez se tornaba más peligrosa por lo que necesitaban mejores armas y chalecos antibalas, además de un mejor sueldo y seguro de vida para no dejar a sus familias desprotegidas.
Apenas dos días antes de que estallara la huelga, el gobernador de Coahuila Humberto Moreira, había anunciado un aumento para los elementos de las corporaciones estatales, lo que sin duda detonó de manera indirecta el movimiento de la Policía Municipal.
En las calles era palpable el temor de la población que ante los últimos hechos violentos se siente insegura, más aún cuando sabe que la Policía está en huelga.
Las negociaciones iniciaron y aunque los agentes demandaban la presencia del alcalde, José Ángel Pérez, éste optó por la misma estrategia que utilizó en la huelga del Simas: manejar todo a larga distancia.
De esta forma el alcalde nunca estuvo presente en las negociaciones para solucionar una huelga que tuvo una duración de 36 horas. Nuevamente, al igual que en el caso del Simas, el gran negociador fue el secretario del Ayuntamiento Rodolfo Walss Aureoles, con lo que desde ahora se perfila como un candidato natural a la alcaldía de Torreón, ya que se está convirtiendo en el especialista de solucionar los problemas.
La estrategia obliga a la reflexión y aunque el alcalde ha dicho muchas veces que siempre estuvo en contacto con la comisión que él designó para negociar con la Policía, lo cierto es que en la percepción ciudadana se crea la imagen de que José Ángel Pérez no está cuando más se le necesita.
La justificación fue que no había las condiciones propicias para asistir a las reuniones, que algunos funcionarios municipales recibieron recordatorios maternales y empujones, lo cual es cierto. Sin embargo, mucha de la hostilidad de los agentes fue generada por la ausencia del alcalde, cuya presencia era reclamada ya que los policías no querían negociar con el secretario del Ayuntamiento, ni con regidores, ni con asesores del alcalde. Para ellos era importante un compromiso directo de José Ángel Pérez.
El mismo reclamo lo hizo muchas veces el sindicato del Simas, en esa ocasión la huelga duró tres semanas en las cuales el alcalde nunca negoció directamente con los trabajadores. Tal vez de haberlo hecho el problema se hubiera solucionado más pronto. Igual pudo suceder con los policías, tal vez si a las 8 de la mañana del pasado lunes el alcalde hubiera llegado a las oficinas de Seguridad Pública el problema no hubiera durado 36 horas.
Es cierto, “el hubiera” no existe, pero es innegable que en algunos ciudadanos se genera la pregunta de ¿dónde está el alcalde?
Para la población es importante ver que la persona que eligió en las urnas atienda los problemas de comunidad, pero es necesario verlo en acción y no sólo en espectaculares donde se promete la mejor Policía del norte del país o se invita a celebrar el Centenario.
Son muchos los problemas que enfrenta Torreón al margen de la seguridad. Como en ninguna otra Administración reciente existe un grave problema de alumbrado público. Las calles permanecen a oscuras, tanto en sectores residenciales como en el primer cuadro de la ciudad y a pesar de las denuncias públicas el problema persiste.
Los semáforos son una calamidad y el atraso en obras cada vez genera una mayor molestia en los ciudadanos. Pareciera que el alcalde no les exigiera a sus funcionarios cumplir al cien por ciento en su trabajo, al menos eso evidencia las fallas antes mencionadas.
Para nadie es un secreto que José Ángel Pérez sueña con la gubernatura, lo cual es un anhelo legítimo. Sin embargo, su mejor carta presentación es la de ser un buen alcalde con hechos y no sólo con espectaculares.
Pareciera que José Ángel Pérez está distraído planeando un proyecto a largo plazo como es la gubernatura en vez de atender las necesidades de Torreón.
El atraso en obras así como su ausencia física frente a problemas graves poco a poco están bajando sus bonos, lo cual no es nada agradable para ningún político, de ahí la necesidad de presentar ya los famosos proyectos para el Centenario en materia de obras, lograr acuerdos con el Gobierno Estatal y dejar a un lado la promoción de la imagen para apostarle al trabajo diario como su mejor carta de presentación en busca de nuevos puestos políticos.
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