En el mes de mayo celebró el Estado de Israel 60 años de existencia como país soberano e independiente, en un territorio de poco más de 20,000 kms2, de los cuales sólo una tercera parte es cultivable. Su vida independiente comenzó con la declaración de guerra de sus 6 vecinos (Egipto, Irak, Líbano, Siria, Jordania y Arabia Saudita.) A lo largo de 6 décadas, ha luchado por su supervivencia a través de 7 guerras e implacables atentados de quienes aún cuestionan su existencia; ha soportado ataques como el de las Torres Gemelas de Nueva York no una, sino muchísimas veces.
La frase “conflicto-árabe-israelí” es un lugar común en la prensa y los noticieros del mundo. Ese espacio árido y tan pequeño (más pequeño aún que el estado de Nayarit, cuya superficie es de 29,378 kms2) ha dado cabida a inmigrantes y refugiados de Europa, Asia, África y América, y todavía los sigue recibiendo. Un chiste muy viejo dice que como Moisés era medio tartamudo, condujo al pueblo hacia Canaán, cuando en realidad, la verdadera Tierra Prometida era Canadá.
Sin embargo, durante estos 60 años de lucha continua, “enclavado en una pequeña esquina del desierto, Israel ha tenido logros sociales, políticos, culturales, tecnológicos, científicos, educativos y artísticos que lo ponen a la vanguardia del quehacer humano”. (“Enfoque Bet-El”, Abril de 2008.)
Hace algunos días tuve oportunidad de ver un video de 12 minutos en el que el actual presidente de Israel, Shimon Peres, dirige un mensaje a un grupo de 33 equipos de jóvenes israelíes, participantes en una competencia sobre tecnología. Les habló acerca del futuro y su responsabilidad; entre muchas otras cosas, les dijo que “no se preocupen del pasado y la historia porque son irrelevantes. La ciencia es lo que importa, lo que viene, concéntrense en el futuro: no les dé miedo ser diferentes, soñar, imaginar. Antes, todo tenía que ver con la tierra, lo que importaba era la tierra; esto dio origen a la creación de fronteras, países, límites y guerras por la posesión de la tierra. ¿Saben por qué se terminó la Edad de Piedra?” –les preguntó- “No por que se acabaran las piedras, sino porque se acabó la Era”.
El mundo ha cambiado muchísimo. Hoy la ciencia y la tecnología deben dedicarse a encontrar nuevas fuentes de energía solar, a la producción de agua potable y al desarrollo de la asombrosa nanotecnología. “En los próximos 20 años” –les dijo Peres- “tenemos que dejar de usar petróleo y gas. Debemos desarrollar el uso de la energía solar, crear agua a través de la desalinización y abrir nuevos campos en la medicina con la nanotecnología”.
Les dio datos de la situación actual de su país: “Cuando fui primer ministro, Israel tuvo una inflación de 600%. Hoy es de 0% -se acabó la inflación en Israel-.
Hoy la economía crece al 5% anual, más que el promedio europeo. De tres años a la fecha, el ingreso per cápita aumentó en 40%. Las exportaciones superan a las importaciones. El país es económicamente independiente. ¿Quién hizo posible esto? Como miembro del Gabinete podría decirles que fue el Gobierno, pero no es así. En mi opinión, ha sido posible gracias a 15,000 o 20,000 jóvenes de este país, inmigrantes, graduados, agricultores; cada uno, personalmente, hizo una contribución para que esto ocurriera”.
Les puso como ejemplo a Bill Gates y a los dos inmigrantes rusos que fundaron “Google” en Estados Unidos: “Ninguno de ellos le declaró la guerra a nadie, ni le hizo daño a otros; usaron su imaginación y crearon algo diferente”. Esto lo mencionó en relación a la globalización y a la economía global, explicando que ésta también puede ser individual, una sola persona puede iniciar un cambio en la economía: “Cada uno de ustedes puede ser como ellos: una, dos, tres personas pueden hacer milagros”.
En Israel, el 95% de la agricultura proviene de la tecnología. “Ustedes saben – comenta Peres – que la agricultura es una sociedad entre Dios y el agricultor. Pero resulta que uno de los socios es poco confiable: un año manda una tremenda sequía; al otro, una inundación o una fuerte onda de calor. ¡Nos vuelve locos! Decidimos incluir a un tercer socio: la tecnología”.
La tierra divide a los hombres; se necesitan ejércitos para defender los territorios; la ciencia no tiene fronteras, no distingue entre personas, razas ni colores; borra prejuicios y barreras. “A menudo me preguntan -dice Peres – si soy optimista o pesimista. Creo que unos y otros mueren igual; la diferencia está en cómo viven. Durante estos años hicimos la paz con Egipto y Jordania y anhelamos que las negociaciones de paz con los palestinos sean fructíferas. Ustedes vivan como optimistas: son una gran esperanza para este país”.
Hechos curiosos y reales sobre Israel: es el país con más museos per cápita que cualquier otro. Es el segundo consumidor de nuevos libros por ciudadano. Más del 85% del deshecho sólido en Israel es reciclado. Israel tiene la mayor concentración de industrias de alta tecnología en el mundo en relación a su población. Ingenieros israelíes crearon el primer teléfono celular en el laboratorio de Motorola en Haifa, su centro de investigación más grande mundialmente. De acuerdo con el Libro Guiness de Records Mundiales, Israel es el país con mayor número de calentadores de agua impulsados por energía solar. Científicos de Israel fueron los primeros en crear un escáner para el diagnóstico de cáncer de mama computarizado, completamente libre de radiaciones. El primer antivirus para PC fue creado en Israel en 1979. GivenImaging es la compañía israelí que creó una videocámara tan pequeña que cabe en una píldora que puede ser tragada. Esta tecnología ayuda a los médicos en el diagnóstico de enfermedades en el tracto digestivo.
Se sabe que el cargo de presidente en el Gobierno israelí es, básicamente, honorario. Shimon Peres ya fue primer ministro dos veces y ocupó cargos gubernamentales otras seis. Compartió el Nobel de la Paz con Isaac Rabin y Yasser Arafat. Hoy, a los 84 años de edad, es capaz de dirigir un mensaje inteligente, optimista, inspirador y coherente sin una sola tarjeta que le recuerde la secuencia de sus ideas: claras, concretas, directas. Lo más sorprendente en el video son las miradas de asombro y admiración de los jóvenes que lo escuchan. ¡Qué afortunados! Tener un líder que cree en ellos y los alienta a soñar, a ser diferentes, a usar su imaginación.
Y el joven Estado de Israel, a sus 60 años, tener como presidente a un hombre al que los jóvenes de su país escuchan con respeto. Eso vale mucho.