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A Cien por Hora...

Ricardo Rubín

BANDERAZO DE SALIDA.- Arnold Samuelson tenía 22 años de edad y quería ser escritor, por lo que pensó que debía acercarse al mejor de todos para aprender a escribir, y el mejor era entonces y lo sigue siendo Ernest Hemingway... Así que Arnold, que vivía con su familia en Minnesota, emprendió el largo viaje hasta Cayo Hueso, Florida, donde residía Hemingway. Cuando llegó, se hospedó en un hotel, se bañó, y al día siguiente, muy temprano y bien vestido, se dirigió a la casa del escritor... Para su suerte, Hemingway le abrió la puerta personalmente, y Arnold le dijo enseguida lo que quería, y el gran escritor se rió, y como necesitaba a un hombre para que cuidara su yate Pilar, contrató al feliz muchacho.

CURVA PELIGROSA.- Gracias a ese trabajo, Arnold convivió con Hemingway durante más de un año, y pudo escuchar muy buenos consejos del gran escritor sobre el arte de narrar, y tuvo la precaución de ir apuntando todo lo que le decía. Arnold escribió algunos cuentos cortos, y Hemingway tuvo la paciencia de leerlos y alentarlo, pero el novel autor no encontró ningún entusiasmo en los editores a quienes les envió su trabajo... De las notas más importantes que tomó de los consejos de Hemingway, están los siguientes: Un escritor debe considerarse un poco como un artesano, y como cualquier profesionista debe tener un horario diario para trabajar. Un escritor sin disciplina ni regularidad en su oficio no puede llamarse escritor... Un aspirante a escritor nunca debe tratar de imitar y de superar a un escritor vivo. Siempre debe tratar de superar a los escritores muertos, consagrados y reconocidos por el tiempo. Los escritores vivos sólo son escritores de moda, y no han sido juzgados por el tiempo para saber si son realmente buenos o malos.

RECTA FINAL.- Un escritor sólo debe escribir sobre lo que conoce. La imaginación no puede substituir nunca a la experiencia y al conocimiento verdadero de las cosas, lugares, y situaciones... Un escritor debe vivir lo más intensamente que pueda, y debe saber observar todo para escribir bien sobre esas cosas. Debe saber escuchar y ver cómo reaccionan las personas, cómo actúan y hablan. Siempre se debe escribir con honestidad y sinceridad, y no usar trucos... Curiosamente, todo lo que Hemingway le decía a Arnold le sirvió al gran escritor para escribir más tarde en la revista “Esquire” un precioso y largo artículo titulado “Monólogo con el Maestro”... El “Maestro” era el propio Arnold, y Hemingway le puso así porque tocaba el violín.

META.- Cuando Arnold abandonó la casa de Hemingway, siguió escribiendo cuentos cortos y artículos para revistas, pero pocos le fueron publicados. Toda su vida fue un admirador de Hemingway, y se dejó crecer la barba como él y adoptó sus mismas posturas... Cuando Ernest Hemingway murió, Arnol escribió un artículo de recuerdos y señaló que el gran escritor le decía siempre que no era fácil ser un autor de éxito. Y cuando Arnold murió en 1981, nadie dijo nada de él como escritor. Su hija Diane, cuando lo vio por última vez en el féretro, exclamó: “¿Verdad que se parece mucho a Hemingway?”. Y todos estuvieron de acuerdo en que fue un elogio y un reconocimiento sincero para el fiel admirador del gran escritor.

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