BANDERAZO DE SALIDA.- Malcolm Forbes fue un hombre muy rico, pero más importante aún que eso, fue un hombre que supo disfrutar su riqueza. Su inmensa fortuna, lograda en arriesgadas pero acertadas inversiones en periódicos, casas y terrenos, le permitió vivir a lo grande, y rodearse de un grupo muy personal de amigos en el que Elizabeth Taylor fue la reina y favorita... Como hombre de buen gusto, pues no todos los ricos lo tienen, Forbes solía dar fiestas extraordinarias y distintas a las comunes. Le gustaba gastar el dinero a manos llenas, y aunque muchos pensaban que era injusto que lo hiciera por tanta miseria que hay en el mundo, él decía que esas grandes fiestas eran para agasajar a sus amigos, y que le proporcionaban además buenos beneficios para aumentar sus utilidades. Decía: “Pocos se dan cuenta que si hago una fiesta de cien mil dólares, obtengo publicidad por 200 mil”.
CURVA PELIGROSA.- La última fiesta que ofreció, poco antes de morir, fue una de las más sensacionales. Fue en su castillo de Normandía, Francia, con sólo dos centenares de grandes personalidades del cine, la política, la realeza europea y las finanzas. Por supuesto, también invitó a varios periodistas y fotógrafos para que divulgaran toda la esplendidez que ofreció... A sus invitados de Europa les envió boletos de primera clase en avión, y un ejército de empleados se encargó de recibirlos, mover equipajes y demás... A sus invitados de Estados Unidos, los embarcó en un Boeing 727 especial, que los llevó directamente a París con todas las atenciones posibles... En París, dos autobuses especiales esperaron a los invitados para llevarlos al castillo de Normandía. Los pasajeros en el Boeing se encontraron con una sorpresa: pequeñas cabinas en el avión en las que pudieron dormir confortablemente durante el vuelo trasatlántico.
RECTA FINAL.- La fiesta de Forbes en su castillo duró tres días, y en el primero de ellos todos sus invitados recorrieron la región en globos aerostáticos de la compañía Bombard, lo que les resultó impresionante... Forbes contrató a cinco chefs y a un ejército de ayudantes de cocina para ofrecer todo tipo de comidas a sus invitados. Se organizaron paseos a caballo, divertidos juegos de salón, en las noches hubo fuegos artificiales, y toda una compañía de músicos, cantantes, acróbatas e ilusionistas que entretuvieron a los afortunados invitados... El castillo de Forbes, llamado “Chateau de Balleroy” fue construido en 1602, modernizado hace quince años y como sólo tiene 25 habitaciones, se hizo un anexo en el mismo estilo arquitectónico con 30 habitaciones más 30 suites. Todas como departamentos que pueden alojar a tres y cuatro personas con cocina, despensa y cantina bien equipadas y surtidas, y recamareras francesas para atender a todas las necesidades de los huéspedes.
META.- Forbes tuvo tres hijos: Bob, Kip y Steve. Los tres adoraban a su padre y lo secundaron siempre en el trabajo y en su vida espléndida y divertida... Forbes, que era un hombre religioso, construyó una iglesia singular en los enormes jardines de su propiedad: el altar es una góndola veneciana y los oficios religiosos que se celebran allí eran para todos los credos y cultos. Un sacerdote que vive cerca del castillo iba todas las mañanas a celebrar una misa múltiple, y generalmente se quedaba a desayunar pues le encantaban los panecillos de huevo recién salidos del horno, con chocolate caliente... Cuando la última fiesta de Forbes terminó, los invitados fueron regresados a sus lugares de origen en la misma forma espléndida en que fueron llevados... Así era Malcolm Forbes, un hombre muy rico que solía hacer las cosas con clase y a lo grande.