BANDERAZO DE SALIDA.- En 1976 cerró sus puertas, en París, el “Claridge”, considerado entonces uno de los cinco hoteles más exclusivos y lujosos del mundo. Construido en 1914 en el número 74 de la Avenida des Champs Elyses, el Claridge fue derruido para dar paso a un gigantesco centro comercial... Se hospedaron en aquel legendario hotel personajes como el Aga Khan, Aristóteles Onassis, Nelson Rockefeller, Paul Getty. Sir Winston Churchill, Elsa Maxwell, Franklin D. Roosevelt y lo máximo de figuras artísticas, sociales y de la nobleza. También sirvió como sede provisional del gobierno del general De Gaulle, y en uno de sus amplios salones funcionó el célebre cabaret “Lido”... El Claridge se bamboleó durante la depresión mundial, y durante la II Guerra Mundial estuvo ocupado por los oficiales del ejército alemán.
CURVA PELIGROSA.- Nuevos hoteles, lujosísimos moteles y una sociedad que vino a menos hicieron que el “Claridge” se tambaleara, hasta que fue hipotecado y se perdió. Siguió funcionando, sin embargo, pero de una renta inicial que pagaba de 172 mil dólares al año, fue aumentando hasta llegar a 750 mil. Entonces, todo acabó. Víctor Mary, de 65 años de edad, consejero del hotel desde su fundación, encabezó al ejército de camareros que sirvió el último desayuno a los 58 huéspedes que había. Después se sentó a llorar... Ahora, los hijos de Víctor Mary, quien falleció pocos años después, acaban de editar un libro en memoria de su padre, y con los recuerdos de aquel legendario hotel, con hermosas fotografías de lo que fue una bella época, anécdotas, y personajes.
RECTA FINAL.- Proverbio griego: No sólo el tiempo separa a los amigos. También lo hacen el dinero y las esposas. * Las meseras que lo atienden a usted en el restaurante odian a los clientes que las consideran esclavas a su servicio personal, listas a atender de inmediato una orden tras otra. Pídales todo lo que necesite de una sola vez, no cambie de opinión ni les pida explicaciones complicadas. Las meseras no cocinan en el restaurante ni son dueñas del mismo. Así que si a usted no le gustó la comida no le reclame a ella, quéjese con el gerente o con el encargado. Y cuando le pida algo a la mesera, no olvide decir “Por favor” y “Gracias”... Las meseras son mujeres que trabajan por necesidad, y muchas tienen familias que sostener. No están allí para recibir piropos de clientes baratos, o de quienes tratan de tomarse otras libertades. Una mesera merece respeto como trabajadora, igual que usted lo espera en la oficina o en la empresa donde trabaja... A las meseras les agrada una buena observación respecto a su buen servicio, pero esperan mejor una buena propina. Hay quienes alaban mucho y dejan una propina miserable. Hágalo al revés, y la mesera sabrá que sus servicios fueron buenos... Por último, a las meseras dígales “Señorita” y no las llame por su nombre u “Oye tú”. Ellas están en su trabajo y no en una fiesta social.
META.- Del consultorio sentimental de Torcuata Benavides. Pregunta: “Con eso de la guerra contra los países terroristas, ¿Por qué serán tan raros los nombres de los pueblos de Afganistán, Irak y Arabia?”. Respuesta: “Eso mismo preguntaba un yucateco de Dzidzantún a otro de Tixkokob en un hotel de Chixchulub, mientras planeaban hacer un viaje a Parangaraminícuaro, Michoacán”. * Las nacidas durante Capricornio harían bien en dedicar un par de minutos a contestar algunas preguntas como “Voy bien o me detengo”. Su debilidad para actuar a la ligera, y sin medida, suele causarles problemas que ahora pueden evitar.