La laparoscopía se ha convertido en la última década en el método diagnóstico y terapéutico por excelencia en el campo de la ginecología. En los años 50, apareció un examen complementario, revolucionario para su época, que permitía efectuar diagnósticos ginecológicos precisos sin necesidad de abrir el abdomen de la paciente, disminuyendo así las intervenciones quirúrgicas exploradoras. Esta técnica, que permite el examen de la cavidad abdominal y su contenido, a través de un orificio y mediante un sistema óptico acoplado a una fuente de luz fría, es lo que llamamos laparoscopía. Un procedimiento endoscópico que ha sido práctica corriente en nuestra especialidad durante los últimos veinte años, y que tan sólo posibilitaba operar ciertas adherencias de la pelvis menor, coagulación de focos de endometriosis y esterilización, por coagulación y sección de las trompas.
La reciente explosión tecnológica, con la incorporación de nuevos materiales, amplía el abanico de posibilidades operatorias permitiendo efectuar por esta vía verdaderas y precisas intervenciones quirúrgicas. El interés radica en el concepto de “cirugía mínima invasiva” para la paciente, ya que pequeños orificios en la cavidad abdominal permiten al cirujano manipular y realizar el acto quirúrgico sin necesidad de “abrir” a la enferma, lo que conlleva un menor dolor post-operatorio y rápida recuperación.
¿CÓMO SE EFECTÚA?
El acto quirúrgico se realiza a través de pequeños orificios en la cavidad abdominal. Una mínima incisión, en un pliegue longitudinal del ombligo, permite la introducción del endoscopio con una micro-cámara adosada, que ofrece en un monitor la visión panorámica de la pelvis con sus genitales internos.
Aproximando la óptica a las estructuras tisulares, se obtiene una imagen ampliada de precisión cercana a la microcirugía. Son necesarias también una o varias punciones sobre la zona del pubis para la introducción del utillaje quirúrgico: pinzas, cauterios, microtijeras, láser, etc. Así pues, una mano sostiene la óptica con la cámara de video incorporada, que transmite el campo operatorio a una pantalla, y con la otra, se manipulan los instrumentos que permiten realizar la intervención. Todas las operaciones quedan registradas en un magnetoscopio representando en todo momento una situación real en un tiempo determinado. Se crea el formato de un nuevo tipo de “dossier” médico. En el quirófano, todo el equipo puede seguir la operación a través del monitor, mientras el abdomen de la paciente permanece cerrado.
¿QUÉ OPERACIONES GINECOLÓGICAS PUEDEN REALIZARSE POR ESTA VÍA?
Aunque las indicaciones se van ampliando cada vez más, debido a la aparición de nuevos materiales, en la actualidad se pueden realizar por esta vía más de un 70 por ciento de procesos ginecológicos. Disección y lisis de adherencias pélvicas.
Implantes de endometriosis.
Quistes de ovario.
Cirugía reconstructora de las trompas.
Miomas uterinos subserosos.
Embarazos ectópicos.
Anexectomía, ooforectomía y salpinguectomía.
Enfermedad inflamatoria pélvica.
Histerectomías.
Incontinencias de orina y otras disfunciones del suelo pelviano.