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A los Toros

Enrique Vázquez Legarreta

LUIS PROCUNA

Luis Procuna Montes, también conocido como “El Gitano de México” nació en México, DF., un 23 de julio de 1923. Su padre fue banderillero de Rodolfo Gaona y su hermano Ángel también intentó ser torero. Fue este último quien lo metió de lleno en la fiesta brava y acabó siendo su mozo de espadas.

Luis Procuna, antes de abrazar la carrera taurina, trabajó en el mercado de la avenida de San Juan de Letrán, actualmente Eje Central, de donde le vino el cariñoso apelativo de “Berrendito de San Juan”, con el que la afición gustó de llamarle dado también su mechón de pelo blanco en la sien derecha.

Se presentó formalmente en El Toreo el 21 de julio de 1941 y al año siguiente se convirtió en el novillero de moda, rivalizando con Luis Briones.

Ambos fueron líderes de una gran generación mexicana de novilleros. Ya para entonces se definió la que iba a ser la línea de la personalidad de Procuna como torero: la de la irregularidad, torero de contrastes, tan pronto obtenía ruidosos triunfos, como también sonados fracasos.

La personalidad desconcertante del “Berrendito de San Juan” apasionaba por igual a sus amigos y admiradores, como a sus enemigos y detractores que también eran numerosos.

En ocasiones, los mismos que le aplaudían se volvían airados contra él, cuando cortaba una faena o se tiraba de cabeza al callejón, víctima de una “espantada”. En otras ocasiones, los que le niegan el menor mérito, se olvidaban de sus antipatías y enronquecen jaleándole y se hinchan las manos aplaudiendo al torero que con un quite de maravilla o un pase de muleta que es todo un poema de ritmo escultórico, convierte la plaza en un templo del arte.

Luis Procuna, torero de contrastes, se manifestaba valeroso cuando todos esperaban verlo huir; y se desconfiaba, daba la espalda y armaba la bronca cuando pudiera confiarse en verle una faena de apoteosis.

¿Por qué esos contrastes?, sencillamente por razones temperamentales, porque Luis Procuna fue de los toreros que sentían el toreo, fue un artista que no podía inspirarse con todos los toros ni crear la efímera y eterna belleza del toreo por obligación, como una máquina troqueladora de monedas que produce tantas por minuto.

“El Gitano de México” podía estar mal dos, cinco o diez veces, por una que esté bien, no con todos los toros podía torear bella, estéticamente. Pero cuando se acoplaba su sensibilidad a la embestida del burel borraba a todos, sólo había ojos para verlo a él, y manos para aplaudirlo, y gargantas para aclamarlo como el artista máximo de los ruedos.

Torero de calidad, que equilibraba la falta de cantidad con la esencia misma de su arte, compensando con creces a los aficionados que sabían esperarlo, seguros de que a la larga, con una faena, superaba los esfuerzos de quienes tarde a tarde se hacen perdonar su vulgaridad con una aplicación digna de un oficio, pero no de un arte como el toreo.

Luis Procuna se retiró de los ruedos en la Plaza México alternando con Eloy Cavazos y Jesús Solórzano hijo el 10 de marzo de 1974, cortándole el rabo a “Caporal” de Mariano Ramírez. Debemos de mencionar que en esa fecha “El Soldado” y Luis Briones le acompañaron y fueron los encargados de retirarle el simbólico añadido (coleta), como también lo acompañaron 31 años antes en la ceremonia de confirmación.

El “Berrendito de San Juan” falleció el nueve de agosto de 1995 en un accidente de aviación junto con su esposa Consuelo Chamorro. El avión en el que volaban hacia Managua para encontrarse con su hijo se estrelló contra el Volcán “Chichotepec”.

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