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A los Toros

Enrique Vázquez Legarreta

Por primera vez en la historia taurina mexicana, un diestro alternante en Madrid confirmó su doctorado en el Toreo de la Condesa. Esto sucedió el 17 de diciembre de 1944 cuando Carlos Arruza confirmó la alternativa al torero sevillano Pepe Luis Vázquez con el testimonio de Andrés Blando, lidiando un encierro de Rancho Seco.

El asunto, trivial en sí, tuvo enorme significación porque entraña el reconocimiento de nuestra mayoría de edad en cuestiones tauromáquicas, la categoría y el respeto que merecen los aficionados mexicanos.

La confirmación de la alternativa viene a ser la revalidación del título profesional que establecen, sin lugar a dudas ni caprichosas interpretaciones, los requisitos legales para ejercer en nuestro país, y esto reza por igual a quienes ostentan títulos universitarios de París, Londres, Berlín, Madrid o Moscú.

Un médico extranjero para poder ejercer en México tiene que someterse a las disposiciones legales que exigen la revalidación de su título, así haya sido expedido éste por los centros científicos de mayor abolengo y prestigio, por universidades de mayor historial que las nuestras.

Y si un médico, abogado o químico españoles cumplen con las leyes mexicanas, ¿por qué los toreros iban a estar al margen de acatar esos requisitos para ejercer su profesión taurina en nuestro país?

Pepe Luis Vázquez fue un magnífico torero; cuenta Enrique Guarner en su Historia del Toreo en México que poseía naturalidad y clasicismo en cuanto ejecutaba. Manejó el capote con garbo insuperable, sin utilizar adornos, excepto algunas chicuelinas y navarras.

Con la muleta era la perfección misma en el toreo en redondo y sus series siempre se remataban clásicamente con el obligado de pecho. La construcción de las faenas era irreprochable y sabía lidiar cualquier tipo de toro.

Siempre fue un deficiente matador, suerte en la que mostró dificultad, aunque al final de su carrera adoptara un sistema que le permitiera aligerar el trámite.

De talla pequeña, rubio y con cara de niño, no llamaba la atención durante el paseo de cuadrillas, pero por la calidad de su arte quedó su nombre grabado para siempre. Debemos mencionar que del grupo de cinco toreros españoles contratados por la empresa de don Antonio Algara para la temporada invernal en El Toreo (1944-1945), era Pepe Luis Vázquez el de mayor cartel. Junto con “Manolete” formaba la pareja de la posguerra española, pero en el verano de 1943, toreando en Santander, había sufrido una terrible cornada en la cara.

Aunque recuperado perfectamente de tan peligroso percance, se decía que había perdido el sitio y distaba mucho de ser el mismo que al principio de su competencia parecía superar a “Manolete” en sus dimensiones de torero de época.

Después de varias corridas en México, la afición azteca le puso el mote de “Pepe Detalles”.

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