JUAN BELMONTE
Juan Belmonte García nació en Sevilla el 14 de abril de 1892. Belmonte se había retirado de los ruedos en 1922, es decir, a la edad de 30 años, pero tres años después, motivado por la exclusiva de Eduardo Pagés que le firmó 30 corridas a 25,000 pesetas por tarde, volvió a vestirse de luces hasta 1928.
Una nueva exclusiva le animó otra vez a pisar los ruedos en 1934. La primera corrida de ese año la toreó en Nimes, Francia. La empresa de Las Ventas de Madrid quiso contar con él para “inaugurar de manera oficial” el nuevo coso madrileño.
El 21 de octubre de 1934 la empresa de Las Ventas contrató a Belmonte, esa tarde cobró 20,000 pesetas, a Marcial Lalanda, que cobró 15,000 pesetas, y a “Cagancho”, que recibió 10,000 pesetas, los toros reseñados para esta “inauguración oficial” fueron del hierro de Carmen de Federico. Desde días antes de celebrarse el festejo las entradas se cotizaban caras. Nadie quería perderse la actuación de Juan Belmonte, ese torero distinto, cuya leyenda se situaba ya por encima del bien y del mal, pero cuya presencia en un ruedo seguía despertando la misma expectación de siempre.
El cronista taurino Gregorio Corrochano, de ABC, relata que la Plaza de Las Ventas estaba rebosante de público, Belmonte abrió plaza con “Cerrajito”, su primera faena le valió una vuelta al ruedo. Cuando salió al ruedo el cuarto toro, “Desertor” de nombre, Belmonte volvió a desvelar su secreto. “El secreto del toreo de Belmonte –escribió Corrochano– está en la perfección de los remates. Remata lo que inicia, es decir, está toreando hasta el último instante. Esto tiene una fuerza comparativa con la manera de hacer actualmente el toreo, que tiene su fundamento, salvo raras excepciones, en dejar pasar al toro. Y no es lo mismo, aunque pueda parecer lo mismo, llevar al toro toreado, enganchado, prendido hasta el final, que marcarle la salida.
Al finalizar, Belmonte se marchó en hombros junto a “Cagancho”, una figura de leyenda como “El Pasmo de Triana” (como también se le conocía a Belmonte) había logrado cortar el primer rabo en la historia de Las Ventas al inmortalizar a “Desertor”, de la ganadería de Carmen de Federico.
Una semana después Marcial Lalanda se resarció al cortar otro rabo de un toro de Sánchez de Terrones. Esos dos rabos inauguraron una lista a la que se sumaron después los que pasearon, Manolo Bienvenida, Alfredo Corrochano, Curro Caro, Lorenzo Garza, Vicente Barrera, Pepe Bienvenida y Domingo Ortega, que junto a Juan Belmonte, que cortó otro en 1935, fueron los dos únicos toreros en pasear dos rabos en Las Ventas de Madrid. Hubieron de pasar más de tres décadas hasta que Sebastián “Palomo” Linares repitió la hazaña el 22 de mayo de 1972, desde entonces nadie ha conseguido semejante proeza, debemos de recordar que en esa fecha Palomo alternó con el mexicano “Curro” Rivera, el cual cortó cuatro orejas.
