Mientras cuida a su pequeña recién nacida, Adriana observa los bailes presentados por una academia en el interio del Cereso de Gómez Palacio, en la celebración del Día Internacional de la Mujer.
Adriana lleva 5 años presa en el Cereso, en donde parió a sus dos hijos. Su pareja la abandonó hace 4 meses y ahora no sabe que hará cuando salga de la cárcel.
Cinco de sus 28 años, Adriana los ha pasado internada en el Centro de Readaptación Social (Cereso) de esta ciudad, donde han nacido sus dos hijos, un niño de cuatro años y una bebita de una semana de nacida.
Adriana fue detenida por delitos contra la salud y sentenciada a diez años de prisión. Confiesa no saber a qué dedicarse cuando salga del Cereso, pues su pareja la abandonó hace cuatro meses.
“Él también estaba preso y tuvimos una buena relación, pero hace un año salió libre y nos fuimos distanciando hasta hace cuatro meses que nos enojamos y ya no volvió”, dice la mujer sentada y con su niña que la semana pasada nació en el Hospital General.
Cuenta que a su primer hijo, que ahora tiene cuatro años, lo tuvo con ella desde que nació, pero ya tuvo que entrar al jardín de niños y lo tiene la mamá de Adriana a su cuidado.
“No es que nos utilicen para traficar con droga, o al menos yo lo hice consciente de que me podían descubrir y detener y así me arriesgué. La vida para una mujer es difícil y si no se prepara uno le pagan cualquier cosa que no alcanza para vivir”, relata la joven mientras observa los bailables de sus compañeras dentro de la celebración del Día Internacional de la Mujer en el patio del Cereso.
“Cuando estaba bien con mi pareja, había decidido dedicarme a mis hijos y a él en casa cuando saliera, pero ahora ya me abandonó con mis dos hijos y la verdad no sé qué hacer al salir”, dice.
El hecho de ser detenida la persona por cometer un delito, menciona, “es una experiencia terrible y una angustia al pensar en la sentencia que te van a dar, pues pasa casi un año para conocerla y los primeros días en el Cereso son muy difíciles y tristes, pero uno se tiene que acostumbrar y yo por ejemplo soy asesora del IDEA y gano algo de dinero, pero en verdad es muy poco lo que puede uno hacer aquí para mantener a sus hijos”.
Esmeralda, otra de las internas, sentenciada por homicidio, tiene siete años dentro del Cereso, dice que ya está tranquila y como ha mostrado buen comportamiento desde su ingreso, confía en recuperar su libertad en uno o dos años más.
“La verdad, es muy triste estar presa. A nadie le deseo estar en este lugar, pero nos tenemos que hacer fuertes y sobrellevar la pena, con el apoyo de nuestra familia, las compañeras y los directivos del Cereso, que la verdad, nos tratan bien”.
Ayer se celebró el Día Internacional de la Mujer en el patio del Cereso, con bailables dirigidos por José Luis Cossío, director de una academia local de baile, en un programa presidido por la procuradora de la Defensa de la Mujer, Rosy Gamboa García; la presidenta del DIF Municipal, María Rosa Ramírez de Rebollo y el director del Cereso, Tomás Aspland Aguilera.
Se despide de su hijo
Una desgarradora escena se vivió ayer en el Cereso cuando a un interno le llevaron a su hijo de 14 años que murió víctima de una enfermedad.
Luego del aviso de que su hijo había muerto, Raymundo Acosta Alférez, sentenciado por asalto y homicidio, no pudo recibir el permiso para salir a la funeraria, al ser considerado como reo de alta peligrosidad.
Ayer por la mañana, llegó la carroza con el cuerpo del jovencito, acompañado de sus familiares y les permitieron introducirlo en un lugar cerrado donde pudo verlo Raymundo, en una escena que hizo escapar el llanto a todos los presentes en el reducido espacio.
