Reina Sofía de España. EFE
Este domingo, la reina Sofía de España cumple 70 años y, como es habitual en ella, lo celebrará de manera íntima con su familia.
Primero asistirá a un concierto del director de orquesta Zubin Mehta, a quien admira profundamente, y luego cenará en su residencia del Palacio de la Zarzuela con su esposo, el rey Juan Carlos, sus tres hijos, su yerno Iñaki Urdangarín y su nuera la princesa Letizia Ortiz.
Probablemente ese día la reina reciba muchos regalos, pero ninguno será como una biografía que se acaba de publicar en España y en las próximas semanas llega a México: “Doña Sofía. La reina habla de su vida” (editorial Aguilar).
En este ejemplar, la reina deja de ser esa mujer fría y distante a ojos de la mayoría de los españoles, para convertirse en alguien cercano, bondadoso, madre feliz y abuela orgullosa de sus nietos.
Escrito por Emilio Oliva, responsable de información de la Casa Real de la agencia EFE durante ocho años, y por Carmen Enríquez, corresponsal durante 17 años de TVE en la Casa Real, el libro ofrece un relato íntimo de su majestad Sofía.
Cuenta algunas anécdotas de su vida, relata algunos de los episodios más duros que le ha tocado vivir y habla de sus hijos y de su nuera: la princesa Letizia, a quien considera una mujer “muy inteligente, que sabe muy bien lo que quiere, y que está muy enamorada de su hijo”.
En este texto se desvelan aspectos de la vida de la reina como que no come carne porque no le ha gustado nunca, pero adora la tortilla de papa y el gazpacho (una sopa de tomate fría típica del sur de España) que reconoce podría estar bebiendo todo el día, y el chocolate, su debilidad.
También nos explica que en su casa siempre controla lo que se cocina a diario, pero que ella no cocina jamás porque no le gusta. Eso sí, cuando viaja procura probar los platillos típicos del lugar.
En otro de los capítulos relata que ama los animales hasta el punto de que en el Palacio de la Zarzuela hay 14 perros, varios gatos, dos loros, cuatro tortugas y caballos. Aunque su animal favorito es el burro porque son una especie en extinción.
De sus aficiones dice que le gustan la música, la clásica y la moderna, y cita a The Beatles y a The Rolling Stones, y también el cine, aunque por razones de seguridad apenas puede ir.
Culta y curiosa, lee todos los días varios periódicos españoles y extranjeros, siempre que puede ve los noticieros de televisión, y le encantan los programas de debate político y la serie “Cuéntame como pasó”, que relata la vida de una familia española en los años posteriores a la muerte de Franco. Lo que no soporta son los toros y han sido contadas las ocasiones en las que se la ha podido ver en la fiesta taurina.
En el libro, la reina también relata divertidas anécdotas como la que vivió con un grupo de periodistas en el altiplano andino, en Perú. Visitaban a un grupo de mujeres indígenas que preparaban un brebaje con unas plantas. Una de ellas le daba vueltas, lo probaba y lo escupía en la misma cacerola. En un momento dado se lo dio a probar a la reina, quien no lo pudo rechazar. Los periodistas miraban con asco y conteniendo la risa. Entonces ella sugirió a aquellas mujeres que se lo hicieran probar también a los reporteros.
En algunas de sus páginas hay, asimismo, espacio para el recuerdo. La reina relata el exilio forzoso de sus padres, los reyes de Grecia, que le obligaron a vivir en 22 casas diferentes desde Egipto a Sudáfrica hasta llegar a España con 23 años “por amor”.
Y reconoce que pese a que el país vivía el franquismo y los españoles la miraban con recelo como a una princesa extranjera, no le costó adaptarse. También recuerda uno de los momentos más difíciles de su vida como el vivir la ceremonia de coronación de su esposo, el rey don Juan Carlos sin la presencia de su madre, la reina Federica, a quien no autorizaron viajar. Lo que supuso para ella una gran humillación.
Y también habla de los funerales por las víctimas de los atentados terroristas del 11 de marzo del año 2004 en el que murieron 191 personas.
Su familia está presente en el libro. De sus nietos dice que los mima aunque no demasiado, reconoce que le encanta verlos, aunque critica divertida que a veces sus hijos se los llevan un rato al Palacio de la Zarzuela “y luego me los dejan toda el día”.
Del matrimonio de su hijo, el príncipe Felipe, con una mujer plebeya, la reina asegura que quienes lo han criticado “tienen una forma muy antigua de pensar. Es bueno que nos abramos. Casarse con personas de fuera de este círculo es bueno”, dice, tras apoyar el camino emprendido por su hijo, futuro rey de España.
Y por último y sobre la separación de su hija Elena. Asegura que quiere a su todavía yerno Jaime de Marichalar “igual que cuando estaba con mi hija. Que haya cambiado su relación, no modifica las cosas. Cada uno tiene derecho a tomar sus propias decisiones y a llevar su vida. Pero no le queremos menos, son cosas de la vida”, concluye.
