Ana Claudia Talancón representa a Catalina Guzmán. (Archivo)
Dice el director de Arráncame la Vida que la historia es un enfrentamiento entre un seductor y una rebelde.
A los 15 años, Catalina Guzmán creyó haber encontrado el amor en el general Andrés Ascencio. Él tenía las manos grandes y unos labios que, apretados, daban miedo. Ella, detrás de ese inocente rostro, ocultaba las ansias de aprender a sentir. Entrelazaron sus vidas por 14 años y, en ese tiempo, Catalina se sumergió en un mundo de poder que la asfixiaba y la orillaba a buscar su libertad a la sombra de la clandestinidad. Esta es la historia de Arráncame la Vida, filme basado en la novela homónima de Ángeles Mastretta que se estrena el viernes con 500 copias, cifra que la convierte en la cinta mexicana de mayor distribución en la industria nacional. Para su realizador, el mexicano Roberto Sneider, la película es resultado de siete años de insistencia para llevarla a la pantalla, y casi año y medio de desvelos en los que su principal interés era explorar el corazón de una mujer. “Queríamos hacer una película que retratara el viaje íntimo y emocional de Catalina a lo largo de 14 años, lo cual ya es un reto importante. El personaje de Catalina, para mí, significa vitalidad. Se me hace que, tanto la sexualidad como ese amor a la vida no lo pueden controlar ni los políticos ni los maridos. Fue maravilloso enfrentar este macho poderoso (Andrés), encantador y seductor con esta mujer incontenible”, expresa el cineasta. La esencia de los personajes la encontró en Ana Claudia Talancón y Daniel Giménez Cacho, quienes se dejaron envolver por el ambiente de los años 30 y 40 y permitieron que las palabras de Mastretta se colaran por su piel para darles vida. “Cuando realmente me metí al corazón de Catalina fue en la (escena de la) playa. Ahí empezó todo, en el momento en el que empiezas a realmente estar ahí, dejarte afectar por el entorno, afectar y dejar que te afecte el compañero, el ambiente en sí. Encuentras el corazón de una mujer fuerte, curiosa, entregada que disfruté muchísimo”, expresa Ana Claudia al referirse al papel que considera el más importante de su vida. Antes de personificar a Andrés, Daniel había escuchado que el poder es una de las drogas más potentes, y fue al meterse en las botas del Gobernador que pudo comprobarlo y dar a la historia un contexto político que explica el acontecer actual del país. “Ser dueño del suelo que pisas es muy liberador y afrodisiaco. La película te sirve para comprender por qué México es el gran país de la impunidad, y de dónde viene la cultura de la simulación, del ‘prometer no empobrece, cumplir es lo que aniquila’, la manera de gobernar es lo que se queda hasta nuestros días”, considera. Pero mientras el amor y el odio matizan la relación de Andrés y Catalina, ella encuentra una ráfaga de libertad en Carlos Vives, personificado por José María de Tavira, un director de orquesta que se filtra por su piel para hacerla sentir. Dicen que llegar al corazón de una mujer no es sencillo, y en el caso de Arráncame la Vida tampoco lo fue, pues el filme tuvo un presupuesto de 6.5 millones de dólares para recrear una época que cristaliza los símbolos de ser mexicano en el vestuario, la música, el arte y, sobre todo, el sentimiento de dar libertad al alma.
Poco de ambos “En el corazón de las relaciones de pareja en México sigue habiendo la dinámica Andrés-Catalina. Todos descubrimos el Andrés Ascencio que llevamos dentro, con gusto y con horror”. ROBERTO SNEIDER, CINEASTA
NUMERALIA
6.5 Millones de dólares es el presupuesto de la película. 500 Copias se distribuirán. 14 Años de la vida de Catalina se muestran en el filme. 1000 Extras, aproximadamente, se utilizaron para la cinta. 3 Millones de pesos fueron invertidos en vestuario. 3 Mil piezas de vestuario se utilizaron. 75 Cambios de vestuario tiene Ana Claudia. 40 Cambios tiene Daniel.