El lunes se abrió al público el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MuAC).
Hace casi 30 años que en la Ciudad de México no se construía un museo de arte contemporáneo, desde que en mayo de 1981 abrió sus puertas el Internacional Rufino Tamayo.
El ciclo se rompió el lunes con la apertura del nuevo Museo Universitario Arte Contemporáneo (MuAC), cuyo diseño arquitectónico estuvo en manos de Teodoro González de León, quien optó por una obra “dinámica, abierta, minimalista, blanca y envuelta por la luz”.
Una plaza que acerca a todos estos espacios entre sí y siete salas de exhibición, que van entre los seis, nueve y 12 metros de altura, constituyen la esencia del nuevo edificio, cuyo acervo congrega obras representativas de las múltiples tendencias y corrientes surgidas en México a partir de 1952 y a la fecha, y para el que la UNAM adquirió 290 piezas que se suman a las mil 138 que ya existían de arte contemporáneo.
Por el momento, el MuAC dependerá de la coordinación de Artes Plásticas de la UNAM, a cargo de Graciela de la Torre, quien dijo que la universidad realizó más de 600 pruebas de protocolo para asegurarse de que todo funcionara perfectamente en el nuevo museo.
Este museo, dijo, fue diseñado con una noción cartográfica, para un visitante “inteligente” que puede perderse, sin visitas guiadas, sin exposiciones permanentes y más bien pensado para ciclos curatoriales, muy anclados en la colección.
El MuAC abre sus puertas con cuatro exposiciones: Recursos incontrolables y otros desplazamientos naturales, curada por Olivier Debroise, quien antes de su muerte hizo una primera lectura de la colección; El reino de Coloso..., Cantos cívicos, una instalación que involucra la intervención de unas 80 ratas, y Las líneas de la mano.
La coordinadora de Artes Plásticas de la UNAM insistió en que el MuAC es un “posmuseo”, que no sólo informará, sino que provocará experiencias y construirá aprendizajes significativos entre sus visitantes.