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Acción en favor del sacerdote

Juan de la Borbolla R.

Dentro de esa auténtica campaña contra la Iglesia Católica, que en determinados países está orquestada por ciertos grupos de poder que manifiestan auténtico odio hacia esta religión, una de las acusaciones constantes es la que se da en contra de esos sacerdotes que traicionan su vocación llevando a cabo actos inmorales e ilegales que resultan auténticos escándalos.

Con esa insistencia en acusar a sacerdotes indignos de su ministerio se busca fundamentalmente atacar el celibato, haciéndolo ver como algo absurdo, como una práctica obsoleta y contraria a los usos y costumbres de la sociedad contemporánea.

Los hechos indignos cometidos por personas consagradas dentro de la Iglesia Católica resultan doblemente graves. Primeramente por el daño objetivo que causan a los afectados directos, dado que son cometidos precisamente al amparo de esa autoridad moral que supone la condición clerical del ofensor. Pero además el escándalo causado por el clérigo culpable, promueve argumentos en contra de la Iglesia por parte de quienes buscan cualquier pretexto para atacarla con virulencia, encontrando con ello pretextos para atacar a todo el conjunto eclesial cuando a decir de la Sagrada Congregación del Clero, el número de sacerdotes infieles a su compromiso de celibato no supera el 1%.

Por ello resulta a todas luces importante la iniciativa del cardenal Claudio Hummes, prefecto de la Congregación para el Clero al promover la celebración de una adoración eucarística perpetua a nivel mundial para orar por la santidad de los sacerdotes.

El cardenal brasileño al reiterar el dato de que es una mínima parte de los sacerdotes los que son infieles a sus compromisos sacerdotales, mientras que la inmensa mayoría de los consagrados buscan dentro de sus errores personales y sus defectos, ser fieles a su compromiso con Dios a través de la Iglesia, reconoce que efectivamente los casos que se han denunciado son hechos verdaderamente muy graves.

“Todos los sacerdotes necesitan ayuda espiritual para vivir la propia vocación y la propia misión en el mundo de hoy, de ahí la propuesta de una adoración eucarística perpetua. “El objetivo es una oración incesante para suscitar un número suficiente de vocaciones al sacerdocio santas y, juntos, acompañar espiritualmente a cuantos ya han sido llamados al sacerdocio”.

Añadió que “el sacramento de la Eucaristía está totalmente ligado al sacerdote que es ordenado sobre todo para celebrarlo y que, por este motivo, la adoración eucarística recuerda la misma naturaleza del sacerdocio.

“Independiente de la edad y estado civil, todas las mujeres pueden convertirse en madres espirituales de un sacerdote, esto implica orar por un sacerdote específico.

“En una sociedad muy crítica, incluso adversa, a la religión y a menudo se actúa como si la fe tuviera que desaparecer, todos los cristianos están llamados a rezar por sus ministros y por su santificación, conscientes de que los sacerdotes son grandísimos benefactores de la humanidad”.

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