La controversia entre las “French fries” y las “Freedom fries” provocada por la guerra de Irak, sostenida por EU y rechazada por Francia, parece quedar superada. Hoy un hombre aceptado, según los sondeos, por el 93 por ciento de los franceses, parece reforzar los lazos entre estos dos países: Barack Obama, el primer afroamericano que ocupará la Casa Blanca los próximos cuatro años.
La Obamamanía parece traducirse en una puerta de salida temporal a la crisis económica. El virtual presidente de EU, cuenta con un comité de apoyo sobre el bulevar Saint Germain que reúne a más de cinco mil ciudadanos que apoyan al senador de Illinois. Este hombre de 47 años, hijo de un keniano y una rubia americana, provocó que un sector considerable de la población francesa se identifique por primera vez con un presidente americano.
En las calles de la capital francesa el fenómeno Obama sigue vigente. En el céntrico e histórico barrio de Chatelet la venta de camisetas, gorras, tazas, con la imagen del presidente electo número 44 de Estados Unidos salen de los aparadores y se exhiben en el exterior de las tiendas de ropa juvenil.
En el New York Harry’s, un bar de los más viejos en París, instalado en 1911, se reúnen americanos. Y en los suburbios del Norte de la región parisina, jóvenes hijos de migrantes africanos parecen reconocerse en la imagen de Obama, un hombre que parece representar la esperanza y el cambio.
