Pedro Torres se ha convertido en el “Rey Midas” de la televisión, sobre todo con este tipo de trabajos. (El Universal)
A la entrada, la puerta de cristal tiene un grabado en relieve: “Pedro Torres & Asociados”. Adentro, su oficina es ejemplo de conectividad multimedia: computadora con pantalla de plasma conectada automáticamente a la red, reproductor de audio y video de tercera generación con pantalla gigante. Basta mover un dedo para ver las noticias, un video o escuchar una canción. A punto de comenzar la producción de la segunda temporada de Asesinas, también trabajan en “8.1”, una serie dramática sobre personas con habilidades extraordinarias, de la que ya se escribieron 10 capítulos. Al mismo tiempo cocina Divorcio, también bajo el formato de serie, lo cual no es casualidad. “En adelante nos meteremos de lleno en la producción de series dramáticas, porque es un mercado que ha mostrado gran potencial”. ■ ¿Se ha convertido en una especie de Dios en la industria del entretenimiento? No. Yo creo que hoy en día el poder absolutista del productor se da en contadísimos casos. En nuestra oficina trabajamos en reuniones muy democráticas, donde todos influimos en el guión, porque eso sí, el Dios de una producción es el guión.
■ ¿No es el ‘rating’? No. Tú concibes una idea, grabas otra, produces otra, editas otra y el público ve otra diferente.
Para los anunciantes el “rating” sí es Dios, y también para las televisoras... y para los productores también, porque de eso depende la segunda temporada. Pero en ese sentido, no es el “rating” sino los consumidores los que tienen la última palabra.
■ La televisión suele mostrar un final feliz y vida color de rosa, pero Asesinas es lo opuesto...
Todas las “Asesinas” cumplen una condena. Al trasladar estas historias a la pantalla, resulta que son interpretadas por actrices que han protagonizado historias con final feliz en telenovelas.
El éxito de la serie es que invertimos los roles y aparecen sin maquillaje y se les exige poner el alma en lo que saben hacer: actuar.
■ ¿Sabías lo que iba a pasar al juntar a Lucía Méndez con Verónica Castro?
No. Lucía había rechazado un capítulo que le habíamos ofrecido, porque no entendía a fondo el personaje. Hasta que le ofrecimos Cándida, Esperanzada entendió que era prostituta, pero detrás había un ser humano. En el caso de Verónica, ella escogió el capítulo al ver la serie grabada en Argentina.