El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, terminó ayer su gira de ocho días por Oriente Medio y emprendió su viaje de regreso a Washington tras una parada de menos de tres horas en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij. (EFE)
Pakistán es ahora más propicio a que los militares estadounidenses entrenen y asesoren a su Ejército en la lucha contra los extremistas antigubernamentales, anunció ayer el comandante de las Fuerzas norteamericanas en la región.
El almirante William J. Fallon, comandante del Mando Central, cree que el aumento de la violencia en los últimos meses dentro de Pakistán inclinó a las autoridades a considerar la conveniencia de atacar con más intensidad los reductos de Al Qaeda cerca de la frontera con Afganistán.
Consideró el cambio un paso importante frente a la posición tradicional de Pakistán de considerar a la India su principal amenaza, y coincide con los recientes comentarios del secretario de Defensa, Robert Gates, de que los guerrilleros amparados en los escondites de Al Qaeda en la zona fronteriza se dedican a atacar cada vez con mayor frecuencia objetivos en Pakistán.
Las autoridades paquistaníes “se han percatado de que tienen verdaderos problemas internos”, dijo Fallon en una entrevista de 20 minutos con tres reporteros que acompañaron al almirante Mike Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto, a una conferencia privada de jefes militares de países de Oriente Medio, organizada por Fallon.
“Creo que existe un creciente deseo de encarar estos problemas, e intentaremos ayudarles”, indicó el militar, y prometió que la ayuda estadounidense será “más robusta”, aunque no dio detalles. Por parte de Pakistán, insistió “hay un mayor deseo de hacerlo”.
La Casa Blanca vio aumentada en los últimos meses su preocupación por la estabilidad de Pakistán, no solamente por sus implicaciones en la vecina Afganistán sino por temor a que peligre la seguridad del arsenal nuclear paquistaní.
Atacan insurgentes fuerte del Ejército
Insurgentes islámicos lograron capturar un fuerte del Ejército de Pakistán situado en la frontera con Afganistán, informaron ayer las autoridades. Siete guardias fronterizos paquistaníes murieron y otros 20 figuran como desaparecidos.
El vocero del Ejército, general Athar Abbas, aseguró que 50 atacantes murieron en el asalto por sorpresa contra el fuerte Sararogha el martes en la noche, en la provincia de Waziristán del sur. La cifra de muertos no pudo ser confirmada de manera independiente.
“Unos 200 insurgentes islámicos atacaron el fuerte desde los cuatro costados”, dijo Abbas. “Abrieron boquetes en los muros con cohetes”.
Quince miembros de la guardia fronteriza llegaron sanos y salvos a Jandola, una base del Ejército a unos 35 kilómetros al Este del fuerte. Otros 20 continúan desaparecidos, dijo Abbas.
La captura del fuerte Sararogha representa la primera vez en que los milicianos logran capturar un bastión defendido por tropas del Gobierno desde octubre, cuando capturaron varias comisarías policiales aisladas y pequeños puestos militares en el valle de Swat, otra convulsionada región en el Norte de Pakistán.