El Gobierno chino aseguró ayer que se han encontrado alijos de armas en monasterios de la capital tibetana. (Archivo)
Y el Dalai Lama teme que chinos disfrazados de tibetanos planeen atentados.
China llamó ayer al Dalai Lama un “lobo con hábito de monje” y a sus seguidores la “escoria del budismo”, además de acusar a las fuerzas independentistas tibetanas de planificar el uso de “escuadrones suicidas” para perpetrar cruentos ataques, denuncia que fue negada de inmediato por los partidarios del exiliado líder.
El Gobierno tibetano en el exilio negó las acusaciones y la Casa Blanca defendió al Dalai Lama, al que consideró “un hombre de paz”.
“No hay en absoluto prueba alguna de que desee algo ajeno a un diálogo con China sobre cómo mantener un diálogo sobre los graves temas allí pendientes”, dijo el vocero del Departamento de Estado, Tom Casey.
La acusación es la última de las cursadas por las autoridades chinas que han atribuido los recientes sucesos del Tíbet, los más graves en casi dos décadas, al Dalai Lama y sus seguidores.
“Que sepamos, el próximo plan de las fuerzas independentistas tibetanas es organizar escuadrones suicidas para lanzar ataques violentos”, dijo ayer en una conferencia de prensa el vocero del Buró de Seguridad Pública Wu Heping. “Sostienen que no les asusta ni el derramamiento de sangre ni el sacrificio”, agregó Wu.
Heping dijo que los registros efectuados en monasterios de la capital tibetana detectaron numerosos alijos de armas, entre ellas 176 armas de fuego, más de 13 mil balas, 3 mil 534 kilos de explosivos 19 mil cartuchos de dinamita y 350 cuchillos, agregó.
“Que sepamos, el próximo plan de las fuerzas independentistas tibetanas es organizar escuadrones suicidas para lanzar ataques violentos”, dijo Wu en una conferencia de prensa.
Beijing acusa al Dalai Lama y sus partidarios de haber organizado los desórdenes antigubernamentales del 14 de marzo en Lhasa, dentro de una campaña para sabotear las Olimpiadas de agosto en la capital china y promover la independencia tibetana.
El Dalai Lama, de 72 años y ganador del premio Nobel de la Paz, negó las acusaciones, condenó la violencia y pidió una investigación internacional sobre la violencia y sus causas latentes.
“Los exiliados tibetanos están cien por ciento comprometidos con la no-violencia. No hay posibilidades de ataques suicidas. Empero, tememos que chinos disfrazados de tibetanos planeen dichos ataques para dar mala publicidad a los tibetanos”, dijo el primer ministro del Gobierno en el exilio, Samdhong Rinpoche, en Dharmsala, en la India.
“No tenemos duda alguna de que queremos seguir la senda de la no-violencia”, agregó.
Wu no detalló los pormenores de los escuadrones suicidas. Empero, indicó que la Policía detuvo a una persona que dijo ser miembro “de la banda del Dalai Lama” responsable de obtener información y la distribución de panfletos en favor de la insurrección.
Con todo, se negó a identificar al detenido por seguir abierta la investigación, aunque reconoció haber utilizado palabras clave para comunicarse con sus contactos, incluyendo “tío” por el Dalai Lama, y “faldas” en relación a la proscrita bandera tibetana del león de las nieves.
Guerrilla birmana entrega dos destacados activistas
Dos destacados activistas tibetanos fueron entregados a las autoridades de China después de ser capturados en Birmania (Myanmar) por una guerrilla étnica aliada de la Junta Militar birmana, indicaron ayer fuentes del grupo armado.
Los tibetanos, que cruzaron la frontera que Birmania comparte al Norte con la provincia china de Yunan para escapar de las redadas en Tíbet, fueron deportados el pasado domingo y detenidos ese mismo día en la ciudad de Lhasa, al otro lado de la frontera birmana.
Según el boletín informativo de la etnia kachin, la Organización para la Independencia de Kachin (OIK), que controla gran parte de la región birmana colindante con China, entregó a los dos tibetanos tras recibir presiones y datos sobre sus rasgos físicos.
La OIK estableció en 1994 una tregua con el Gobierno militar birmano, que tiene en el régimen de Pekín su principal sosten internacional. Según la versión oficial de Pekín, 19 personas murieron en los disturbios ocurridos en Lhasa, la capital del Tíbet, a mediados del pasado marzo, mientras que según los tibetanos en el exilio los fallecidos fueron más de 140.