VENENO. El uso de drogas lleva a la adicción, daños en el cerebro, pérdida de la libertad e incluso la muerte.
En Torreón, cada vez hay más jóvenes que caen en el juego fatal de las drogas, hombres y mujeres desde adolescentes consumen o han probado alguna sustancia para experimentar. Los más afortunados cuentan con el apoyo de sus familiares, quienes albergan en los centros de rehabilitación la esperanza de salvarlos, sin imaginarse que quizá allí vivan un peor infierno.
Carente regulación
La vaga reglamentación que hay para tales grupos permite a oportunistas lucrar con la desesperación de los adictos.
Maltratos, castigos, gritos, insalubres condiciones en las habitaciones y hasta abusos sexuales llegan a cometerse sin que alguna autoridad intervenga. Negligencia, corrupción o aceptación del mismo paciente hacia los métodos de tratamiento dejan un saldo blanco en el registro de denuncias.
Hay 16 centros de rehabilitación contra las drogas que están registrados en Torreón. Pese que la Jurisdicción Sanitaria VI asegura no tener conocimiento de lugares que operen sin su autorización, la Secretaría de Salud muestra estadísticas en donde advierte que cada bimestre se crean tres centros nuevos, de los cuales dos de ellos desaparecen al no regularse. Mientras tanto pueden fungir como oficiales, pues no hay un organismo que realice inspecciones rutinarias.
En México está el Consejo Nacional contra las adicciones (Conadic), órgano que regula los centros, su nexo más cercano a Torreón está en Saltillo, el Consejo Estatal contra las adicciones (CECA), pero su intervención se limita a vigilar las condiciones de salubridad de los lugares: limpieza, alimentos en buen estado, sanitarios. Aunque está estipulado en su reglamentación, queda en un papel, pues no hay quien verifique que se cumpla.
Lo permiten
Otro de los vacíos en la ley que aprovechan algunos centros, es el de la pérdida de la voluntad que debido a su dependencia a las drogas padecen los adictos. El sentimiento de culpa y el convencimiento de que merecen ser castigados explica que toleren tratos indignos. “No te dejan bañarte los primeros días para que no uses el grupo como un hotel y al estar limpio y comido te escapes”, compartió “Pedro”.
Las modalidades en el tipo de tratamiento son varias, la mejor o más eficaz depende de cada persona, por ello cada centro se ampara en la norma oficial del Conadic para implementar su propia técnica. “La Nom 028 respalda que cada quien cree su modelo de ayuda”, dijo Luis Silva, psicólogo de Salud Municipal.
Por su propio pie
“La adicción a las drogas los convierte en personas incapaces de decidir si requieren ayuda y pedirla, allí entran los familiares directos: papás, esposo (a), quienes están facultados para firmar por ellos su estancia en los centros”, mencionó Luis Iván Silva.
Por su parte, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en Coahuila (CNDHC) aclara que menores de edad no pueden internarse, en cambio con los mayores de 18 años no pueden intervenir como Comisión, a menos de que haya una autoridad gubernamental que esté de por medio.
Esté alerta
Si bien este tipo de lugares deberían especificar en el documento firmado por el familiar del adicto, la metodología del tratamiento, e informarles continuamente sobre los avances del mismo, pocas veces ocurre esto. “Puedes verlo a través de un monitor después de 15 días de haber entrado, a los tres meses ya será físicamente”, dijo el responsable del grupo Valle de los Pirineos, en Torreón. Grupo que a pesar de cobrar 500 pesos a la semana más una despensa, no cuenta con ayuda psicológica ni médica. “Es la experiencia adicto-adicto, aquí no hay doctores porque ellos solucionan todo con pastillas”, argumentó el encargado.
Especialistas
Como el Pirineos, hay otros centros que así trabajan. La titular del Centro de Integración Juvenil (CIJ), Beatriz Montemayor, recomienda la asistencia de un especialista para que éste decida si es necesario usar medicamentos para sacarlos de la crisis en la que llegan a pedir ayuda. “Hay quien necesita pastillas en un principio para la desintoxicación, no todos, pero un médico tiene que valorarlo”, dijo Montemayor.
La directora del CIJ opinó que la voluntad del paciente por salir del problema de las drogas es indispensable y que hay maneras de convencerlo, pero nunca la violencia, como a veces sucede.
“Podemos ir por la persona a su casa o donde se encuentre y lo traemos, el que firma como responsable nos dice quién puede verlo, nadie más lo visita y él no sale de aquí hasta que termine el tratamiento”, dijo el encargado.
No todos
Existen centros que cuentan con la ayuda precisa para adictos y cumplen con las normas. Asegúrese de dejar a su familiar en uno de ellos. Pida comprobante de su registro ante Jurisdicción, pregunte sobre el tratamiento y revise el avance.