El escritor peruano nacionalizado español Mario Vargas Llosa criticó duramente este miércoles a los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Venezuela, Hugo Chávez, a quienes además de calificar de “rudos con poca cultura”, acusó de estar destruyendo los países que dirigen.
El ex candidato a la presidencia de Perú por el Frente Democrático (Fredemo), vencido por Alberto Fujimori en 1990, desmintió que el mandatario boliviano fuera “un indio como se ha presentado en Europa”, dijo.
“Morales vino a Europa con chambra y causó una excelente impresión con esa chaqueta, tras lo que algunos le calificaron como el primer indio que llega al poder”, recordó. “Pero se trata de un criollo latinoamericano típico, un hombre que no conoce las lenguas de las tribus bolivianas, de un mestizo hispano hablante que está acabando con Bolivia, causando problemas monstruosos con la cuestión racial, que antes no existían al nivel de ahora”, añadió.
De Chávez, Vargas Llosa subrayó que está conduciendo a Venezuela “a una tradición autoritaria y caudillista”. “Su caso es más grave, porque en Venezuela, mal que mal, había ya una tradición de 40 años de vida democrática, y sus instituciones, aunque funcionaban de forma imperfecta, tenían maniobra para corregir la inmensa corrupción existente, pero la solución no es volver a la dictadura”, denunció.
Vargas Llosa hizo estas declaraciones en la rueda de prensa previa a la conferencia “Sueño y Realidad de América Latina” que impartió como lección inaugural del curso 2008-2009 de humanidades de la Fundación La Caixa.
El intelectual aseguró que tanto Chávez como Morales tienen percepciones de la realidad tan distorsionadas que lindan con la fantasía, pese a que aplican políticas concretas. “Es muy fascinante ver los escritos de esos hombres rudos y con muy poca cultura, que dejan testimonio de la impresión que les causa ese mundo nuevo, aludiendo a los mitos y leyendas que traen consigo, como la de la fuente de la eterna juventud, que buscan en esos nuevos parajes”, dijo.
El autor de “Conversaciones en la catedral” también se refirió al continente latinoamericano, y explicó que existen dos caras de América, la real que es “objetiva, concreta y también muy dolorosa”, y “la fastuosa, brillantísima, llena de imaginación y fantástica”.
Por último y sobre la crisis mundial reconoció encontrarse "desgarrado" entre sus principios y la realidad. “Un liberal jamás debería aceptar que los pobres contribuyentes salvaran a las empresas codiciosas que han acabado en la ruina”, reconoció.
Sin embargo, el problema ahora es que “estas instituciones no quiebran solas y parece indispensable el intervencionismo para salvar a los náufragos. A los liberales esta crisis también debe llevarnos a revisar la idea de que a menor Estado, mejor funcionamiento de la sociedad”, dijo. Sobre este aspecto señaló que es una “insensatez” alegrarse porque vaya a acabar con el capitalismo porque no será así, y “golpeará” más fuerte a los países más pobres.