El realizador de Sed de Mal cumpliría este martes 93 años de edad. (Archivo)
A 50 años del estreno de Sed de Mal, una de las películas más importantes en la carrera Orson Welles, realizador que nació el seis de mayo de 1915, fue reconocido por sus innovadoras y excepcionales técnicas a la hora de encuadrar la cámara.
El pasado 23 de abril se cumplió medio siglo de que llegara a la pantalla cinematográfica Sed de Mal, filme lleno de corrupción y sordidez con una historia que se desarrolla en el caótico ritmo de la frontera de Tijuana.
Los protagonistas fueron el recientemente fallecido Charlton Heston, Janet Leigh, Marlene Dietrich, Zsa Zsa Gabor, Akim Tamiroff y el propio Welles, en el rol del corrupto policía “Hank Quinlan”.
Nacido en Kenosha, Wisconsin, George Orson Welles, su nombre de pila, fue hijo de Richard Head Welles y Beatrice Ives Welles. Su padre era un inventor y su madre pianista, de quien heredó las habilidades en la magia, el piano y la pintura, tras su muerte cuando apenas tenía nueve años de edad.
Se graduó en la escuela Todd de Woodstock en Illinois y se trasladó a Inglaterra para emprender una carrera artística en teatro. A los 18 años ya era un exitoso actor experimental del Gate Theatre.
Un año después, Welles hizo su debut en Broadway con Romeo y Julieta. Luego, una serie de colaboraciones con el director y productor John Houseman le llevaron a participar en el Proyecto Teatral Federal de Nueva York.
En 1937 formó junto con Houseman el Teatro Mercury. Su primera producción fue César, basada en “Julio César”, de William Shakespeare, a la que siguieron numerosos montajes como The Shoemaker’s Holiday, Heartbreak House y La muerte de Danton.
También trascendió su participación en retransmisiones radiofónicas como La Guerra de los Mundos, la cual causó conmoción en Estados Unidos, cuando la gente al escuchar el programa pensó que era una verdadera invasión de extraterrestres.
Sin embargo, hizo más historia el influyente cine de Welles, ambicioso y técnicamente audaz, en el cual fue pionero. Su barroco estilo cinematográfico creó un denso universo moral en el cual cada acción implicó enredadas, y con frecuencia trágicas, repercusiones humanas.
Cuando tenía 26 años, Welles dirigió, produjo, escribió y protagonizó lo que la crítica especializada ha destacado en su trayectoria artística como el más impresionante debut en la historia del cine: El Ciudadano Kane (1941).
Y aunque este filme no logró el éxito esperado, ni fue del todo reconocido, sí es señalado como uno de los mejores de la época, en el que Welles derrumba el sentido visual predominante y realiza probablemente la película más importante para el posterior desarrollo evolutivo del arte fílmico.
Destacan, asimismo, El Cuarto Mandamiento (1942), una adaptación de la novela homónima de Booth Tarkington, la cual resultó un trabajo más convencional, que permaneció como una oscura, aunque atractiva mirada a la naturaleza de la riqueza, la clase social y progreso en América.