Aerolíneas prefieren pilotos sesentones
La vida como piloto de aeronaves comerciales no acaba a los 60 años de edad. “Muchos llegan enteros” y con el evidente cúmulo de experiencia que pueden transmitir como capitanes o comandantes a quienes aspiran a ser como ellos.
Siguiendo la tendencia mundial, en México cada vez se abren más oportunidades para quienes están en esas condiciones, pues las líneas aéreas reconocen su potencial y evitan gastar grandes sumas en jubilaciones, reconoce el capitán Leonardo Sánchez, vocero de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA).
Información de la Asociación Mexicana de Centros de Capacitación y Formación Aeronáutica señala que en México no hay muchos pilotos con la experiencia requerida y para las nuevas aeronaves que van adquiriendo las aerolíneas, se requiere de ello.
De ahí que se quiera aprovechar la experiencia de quienes llevan cientos de horas de vuelo, lo cual hacen algunas líneas aéreas, pero en mayor medida, las llamadas de bajo costo, para pilotear los aviones que han estado comprando.
El índice de pilotos que llegan a la edad de jubilación va en aumento, tan sólo en una de las líneas aéreas mexicanas de mayor importancia existen 200 en esa condición, de los cuales 40 han expresado su deseo de continuar acumulando horas de vuelo, comenta el capitán Sánchez.
En Aeroméxico, por ejemplo, se abrió recientemente una línea charter que abre la posibilidad a los capitanes retirados para que sigan laborando, lo cual es muy positivo, en virtud de que la expectativa de vida ha aumentado y a los 60 años tienen la capacidad física y la obvia experiencia para continuar volando, menciona.
Quienes continuarán laborando, explica, lo tienen que solicitar o son llamados por la propia empresa.
“Claro, las condiciones de trabajo son diferentes, pues el sueldo -que no precisó- es diferente, aunque no deja de ser decoroso y el ritmo laboral es más tranquilo.
“No se descuidan el adiestramiento constante y las revisiones médicas. Hasta los 40 años de edad se les hace un examen médico cada dos años; después de esas cuatro décadas, uno cada año y rebasando los 60, cada seis meses”.
Leonardo Sánchez resalta que para trabajar como piloto después de los 60 años, se debe continuar con mucha disciplina y un cuidado minucioso de la salud, fundamentalmente por el desgaste excesivo debido a los cambios de horario a los que se someten, pues en 15 días algunos llegan a cambiar unos 22 husos horarios, como lo hace Luis Humberto Navarrete, quien es comandante de un Boeing 777 (de grandes dimensiones), con 38 años de trabajo y 22 mil horas de vuelo.
A cinco meses de cumplir los 60 años y en posibilidades de jubilarse, Navarrete sostiene que llega entero y con buen estado de salud.
—¿Qué ha decidido?
—Hay que dejar llegar el momento, aunque hay que prepararse desde mucho antes para la jubilación.
El quedarse o no puede depender del factor económico, anímico o profesional, y se debe hacer un análisis no sólo personal, sino familiar y social antes de llegar a una decisión, además de pensar que es un trabajo de una gran responsabilidad.
Hay que ser honestos y profesionales y la primera pregunta que nos debemos hacer es: ¿podemos seguir adelante, queremos seguir adelante? Y sacar una respuesta positiva. Cuando llegue el momento, de acuerdo a las circunstancias y a los ofrecimientos que las empresas puedan hacer, se debe tomar una decisión.
Por ahora, Luis Humberto Navarrete recuerda algunos momentos importantes de su vida, como uno reciente cuando hace dos años fue el capitán del primer vuelo a Japón en un Boeing 777, al cual, dijo, no se le dio en México la importancia que se merecía, pues su tripulación fue la primera latinoamericana en hacer esa hazaña, lo que sí fue reconocido por otros compañeros de líneas aéreas extranjeras cuando llegaron a su destino, cuyo vuelo, externó, salió como dibujado.
Los amigos es algo que no se puede dejar tan fácil, por lo que también es un factor que anima a seguir adelante y aunque la familia dice “ya es momento de descansar y hacer otras cosas”, el comandante Navarrete lo piensa y deja en el aire su determinación sobre qué hacer cuando cumpla los 60 años.