El presidente de EU, George W. Bush (izq.), se reunió ayer con el presidente palestino Mahmoud Abbas en Sharm el Sheij, Egipto. (EFE)
La intensa ronda diplomática que el presidente de EU, George W. Bush, mantuvo ayer con sus aliados en Oriente Medio apuntaló sus alianzas, pero nada hace presagiar nuevos avances hacia la resolución de los conflictos.
A falta de un solo día para despedirse definitivamente de la región como presidente de los Estados Unidos, Bush quiso reforzar sus vínculos, aunque apenas dejó resquicios para algún movimiento imprevisto que contribuya a desatascar la situación.
Todavía falta más de medio año para que termine su mandato, pero es más que probable que Bush deje un Oriente Medio en estado incandescente. A los consabidos frentes en Israel y Palestina, Irak, Afganistán e Irán, se añade el estallido de la violencia civil en el Líbano, que ha complicado aún más un mapa lleno de “puntos rojos”.
Por ello, el mandatario estadounidense se reunió ayer bajo el calor agobiante del enclave turístico de Sharm el Sheij con los presidentes egipcio, Hosni Mubarak, afgano, Hamid Karzai, y palestino, Mahmoud Abbas, a quienes brindó su apoyo y de quienes recabó palabras de compromiso frente a los enemigos comunes.
Si antes compartió con el rey saudita, Abdalá Bin Abdelaziz, sus temores hacia las ambiciones nucleares de Irán, ahora habló con Abbas y Mubarak de los últimos enfrentamientos en el Líbano entre la mayoría antisiria y la oposición encabezada por el grupo shii Jezbolá.
Bush dará hoy su último discurso en la región en la inauguración del Foro Económico Mundial para Oriente Medio.
La Casa Blanca ya ha anunciado que el presidente pedirá una implicación mayor “no sólo de palabra” de los países árabes con los palestinos y es más que probable que defienda al Gobierno de Fuad Siniora en el Líbano frente a Jezbolá.
“Jezbolá, que ha sido financiada por Irán, no puede justificar ya su posición como una defensa contra Israel cuando se ha vuelto contra su propio pueblo”, dijo ayer al término de su entrevista con Abbas.
El paso de Bush por Egipto pretende también congraciarle con los países árabes, donde se criticó con dureza que durante la reciente visita que realizó a Israel no se refiriese apenas al proceso de paz entre palestinos e israelíes.
“Estoy absolutamente decidido a trabajar con Abbas y su equipo negociador, así como con los israelíes, para conseguir un Estado definido”, expresó ayer Bush, quien añadió que le “rompe el corazón ver el enorme potencial de los palestinos echado a perder”.
Los diarios egipcios habían atacado en sus editoriales a Bush y señalado cómo éste se ha distanciado aún más de los palestinos tras proclamar a EU como “el amigo más cercano de Israel” en su discurso esta semana ante la Kneset (Parlamento israelí).
Aunque la actividad diplomática de Bush en Sharm el Sheij está siendo frenética, brillan por su ausencia muchos de los líderes más relevantes en esta parte del mundo.
El propio Siniora tenía previsto reunirse aquí con el mandatario estadounidense, pero finalmente, a menos que se dé una sorpresa, ese encuentro no se producirá por el comienzo ayer de las negociaciones sobre el Líbano en el emirato de Qatar, en las que participa el primer ministro libanés.
Tampoco habrá una representación destacada de Irak, que ha enviado a su vicepresidente shii, Adel Abdel Mahdi, ni presencia alguna de los miembros del llamado “eje del mal” -Irán y Siria-, o de los grupos islamistas Jezbolá y Hamas.