El Gobierno Federal envió a Nuevo Laredo, Tamaulipas, efectivos del Ejército y de la Policía Federal Preventiva, con la finalidad de combatir la inseguridad y la delincuencia organizada que en los últimos días se han presentado en ese estado. (El Universal)
Enfrentamientos con narcos y asesinatos de agentes federales son una venganza del crimen organizado.
Los enfrentamientos con narcotraficantes y los asesinatos recientes de cuatro agentes federales son actos de venganza del crimen organizado y de grupos como el Cártel del Golfo, que está agonizante, aseguró Noé Ramírez Mandujano, titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO).
El funcionario de la Procuraduría General de la República (PGR), incluso, aseguró que la lucha contra el narcotráfico será larga, “que va a costar vidas y está costando vidas”.
Al participar en un foro sobre la reforma penal en el Instituto de Formación Profesional de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), en la sesión de preguntas y respuestas, el funcionario explicó así el clima de violencia que se ha registrado durante la última semana en Tamaulipas y Michoacán, el cual, aseguró, es una respuesta a los embates del Gobierno Federal.
Ramírez Mandujano indicó que “la delincuencia organizada, o parte de alguna de las organizaciones, está agonizando, está herida, está realizando actos de venganza, de ira, no sólo contra los AFIs, del Ejército y de la Marina”.
En su explicación sobre lo que sucede en Tamaulipas, el funcionario exculpó a los mandos federales y dijo que “el subsecretario no puede evitar que se den este tipo de eventos, sobre todo con las acciones que está realizando el Gobierno Federal”.
Aseguró que las fuerzas federales tienen “acorralados” a los grupos criminales que operan en Tamaulipas.
SENTENCIAN A SICARIO
Por otro lado, un juez federal dictó sentencia de 26 años de prisión y 3 mil 512 días multa en contra de Noé Mendoza, o Noé Mendoza Torres, o Julián González Gómez, integrante del Cártel del Golfo, por su responsabilidad penal en la comisión de delitos de delincuencia organizada y contra la salud.
A través de un comunicado, la Procuraduría General de la República (PGR) informó que el juez segundo de Distrito en Materia de Procesos Penales Federales en Toluca, Estado de México, valoró todos los elementos jurídicos penales del sentenciado.
De acuerdo con la PGR, Noé Mendoza se encargaba de transportar cocaína del grupo delictivo, que llegaba a Cancún hacia Monterrey, Nuevo León y Reynosa, Tamaulipas.
Mendoza fungió como elemento de la Policía Judicial Federal en el estado de Quintana Roo, situación que aprovechó para realizar actividades delictivas desde 1996, subrayó.
“Dentro de la causa penal 60/2001, el AMPF acreditó ante el juez federal la responsabilidad penal del sentenciado en delitos Contra la Salud en las Modalidades de Transportación, Tráfico de Narcóticos y Fomento para Posibilitar la Realización de los Tipos antes descritos, cometidos durante su participación en la organización criminal denominada ‘Cártel de Juárez’”, explicó la dependencia.
‘Los Zetas’, un peligro hasta para el Cártel del Golfo
Tanto para las autoridades estadounidenses como para las mexicanas, el grupo de sicarios más peligroso y organizado en México llamado Los Zetas, es el primer brazo armado que se independiza y se convierte en una “pesadilla” para el propio cártel que los contrató, el del Golfo.
Un informe de Inteligencia de Estados Unidos, asegura que el tamaulipeco, Osiel Cárdenas Guillén -hoy extraditado- era el único que podía controlarlos. El único al que el difunto y jefe de Los Zetas, Arturo Guzmán Decena, alias Z-1, le debía respeto y agradecimiento incondicional por contratarlo como su guardaespaldas principal y coordinador de los 28 cinturones de seguridad que protegían al capo en Matamoros, Tamaulipas.
“Ellos (Los Zetas) básicamente controlan todas las rutas, extorsionan a la gente, cobran por uso de suelo a cualquier contrabandista, incluso coyotes (traficantes de personas) en la franja que se conoce como Interstate”, dijo una fuente de Inteligencia estadounidense.
Pero la independencia que han adquirido Los Zetas se confirma no sólo en Estados Unidos, sino también en territorio nacional. Según un informe del área de Inteligencia de la Secretaria de Seguridad Pública federal, se pensaba que con la aprehensión de las “cabezas principales de las organizaciones vinculadas al narcotráfico”, como la de Osiel Cárdenas Guillén o Benjamín Arellano Félix, los cárteles dejarían de operar. “Lo que sucedió es que al eliminar la cabeza, se generó una violencia interna por el control de la operación criminal. El momento fue aprovechado por Los Zetas para hacerse presente”.
La tesis que se maneja en el círculo más cercano al secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, es que al detener a líder del Cártel del Golfo, Los Zetas comenzaron a matar a varios de sus lugartenientes para ocupar puestos con más jerarquía en la organización.
“Se trata de células de los cárteles de la droga que al perder la cabeza de sus organizaciones criminales, luchan entre sí para hacerse del control de los grupos. En la actualidad se han asegurado mandos de la estructura criminal del narcotráfico y el perfil está más relacionado con sicarios, que con el que se tenía en el pasado del narcotraficante con otra figura social”, describe el documento de la SSP.
Hoy, Los Zetas están regados por todo el país. En el golfo de México, mantienen células en Tamaulipas, Veracruz y Tabasco. Por el lado del océano Pacífico se han filtrado hasta controlar territorio en Michoacán y Guerrero. E intermitentemente hacen presencia hasta cubrir todo el litoral mexicano, el más codiciado para el paso de las drogas hacia territorio estadounidense. Luchan contra sus enemigos acérrimos del Cártel de Sinaloa. Se metieron en territorios de otros cárteles como el de los Valencia en el Bajío o el de los Arellano Félix en Baja California o el de Joaquín Loera “El Chapo” Guzmán en Monterrey.
Pero no sólo eso, el informe de Inteligencia estadounidense dice que han evolucionado como una mafia al estilo de los años treinta en Chicago.