La camioneta del hoy occiso quedó perforada, al igual que su vivienda.
El 31 de agosto fue baleado con “cuerno de chivo”.
A tres semanas de que Alfonso Ochoa Amaya, de 28 años, fue acribillado con armas de alto calibre dejó de existir en una de las salas del Hospital General, siendo su muerte a consecuencia de las múltiples heridas producidas por proyectiles de armas de fuego calibre 7.62, AR-15 y .9 mm, según el reporte de los agentes estatales.
Antecedente. Ochoa Amaya, quien tenía su domicilio en calle Parque de los Recuerdos, en la colonia Armando del Castillo, fue interceptado cuando estaba a bordo de su camioneta Cherokee, de color negro, en el exterior de su vivienda y ahí sus verdugos vaciaron sus fusiles hasta verlo tirado en la banqueta.
El auxilio de los paramédicos fue inmediato y tras ser trasladado a recibir atención médica los agentes policiacos realizaron las pesquisas correspondientes para detener a los agresores pero no hubo resultados positivos.