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Agradece Nelson Vargas solidaridad

La familia Vargas Escalera lanzó palomas blancas al término de la misa de cenizas afuera de la capilla del cementerio. (Agencia Reforma)

La familia Vargas Escalera lanzó palomas blancas al término de la misa de cenizas afuera de la capilla del cementerio. (Agencia Reforma)

Agencias

Lanzan amigos y compañeros de Silvia un llamado a las autoridades a trabajar y no prometer seguridad; funcionarios callan ante reclamos.

Nelson Vargas agradeció a los asistentes al sepelio de su hija Silvia Vargas Escalera su solidaridad.

“Muchas gracias por su solidaridad, muchas gracias, muchas gracias”, dijo con la voz entrecortada ante familiares, amigos y medios de comunicación reunidos en el Panteón Francés.

La familia Vargas Escalera lanzó palomas blancas al término de la misa de cenizas afuera de la capilla del cementerio.

Los amigos de Silvia Vargas Escalera leyeron una carta en donde condenaron la actuación de las autoridades.

“Ya no prometan, actúen; ya no digan, trabajen; ya no den excusas, den resultados, estamos hartos de lo que estamos viviendo.

“¿Cuántas tragedias más tenemos que vivir, cuántas personas más tienen que ser secuestradas, cuántas personas más tienen que morir para que hagan algo por nosotros?”, se lee en el documento.

La carta está firmada con un mensaje a las autoridades por los amigos y compañeros de Silvia Vargas.

“Por favor hagan su trabajo”, sentenciaron.

Los funerales de Silvia Vargas Escalera reunieron a la clase política nacional, empresarios y a representantes de la sociedad civil.

Hubo, sin embargo, funcionarios del Gobierno Federal, que sólo hicieron actos de presencia en el velatorio del Panteón Francés de San Joaquín, sin hacer pronunciamientos sobre la escalada de violencia que aún se abate sobre el país.

Asistentes a las exequias vistieron de blanco a petición de la familia Vargas Escalera.

El presidente Felipe Calderón y su esposa, Margarita Zavala, acompañaron por unos 15 minutos a la familia Vargas en el último adiós a Silvia.

Estuvo presente Luis Felipe Bravo Mena, ex embajador de México en El Vaticano, y ahora secretario particular del titular del Ejecutivo Federal.

A la capilla Lorraine del Panteón Francés arribó también el procurador general de la República, Eduardo Medina-Mora, quien no hizo comentario alguno sobre de la seguridad. También María Elena Moreira, titular de México Unido contra la Delincuencia acompañó a la familia Vargas Escalera.

Al velatorio acudió además la secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota, y María Isabel Miranda de Wallace, quien ha tomado en sus manos la lucha social contra el secuestro.

Los restos de Silvia Vargas, quien fue secuestrada el 10 de septiembre de 2007, fueron encontrados seputados hace una semana en un traspatio en una casa ubicada al Sur de la Ciudad de México.

Recuerdos de Silvia iluminan el aire

La capilla del Panteón Francés de San Joaquín parece una gran parábola de la solidaridad humana. Una solidaridad que no se inventa.

En una pared al fondo, cientos de fotos: Silvia en todas las edades. La gente se acerca despacio a verlas, como fijándola en la memoria. “Silviux: tú me enseñaste a no fijarme tanto en lo que dicen los demás”, escribía su amiga Gaby Cantón y dejaba dos hojas en un baúl amarillo frente al mural.

La gente, sobre todo los jóvenes, se arrodilla, pero no para rezar, sino para escribirle un mensaje en una mesita. En un extremo de la sala, el mural de Silvia; en el otro, sus cenizas.

Los jóvenes, sus amigos de la escuela, prefieren quedarse junto al mural y no se mueven.

Se reconocen en las fotos: “¡Mira!... Ahí estábamos con Silvia en Acapulco”, decía uno. Sonreían. Recordaban, y luego el llanto, pero entre todos corregían, porque las lágrimas parecen un asunto que no cabe. La entereza figura como un acuerdo tácito entre todos.

Más allá, y cerca de las cenizas de su hija, Silvia Escalera permanece con una imperturbabilidad doliente que sólo ella podría explicar. La gente comenta sobre la paz que refleja su rostro. Junto a la urna, una imagen de la Virgen de Guadalupe, muy grande.

Una señora grita: “¡Tiene que hacerse justicia! ¡El asesinato de Silvia no puede quedar impune!; el personal de seguridad la expulsa de inmediato del lugar.

Los niños, con crayolas, dibujan para Silvia: una casa, una avión, una nube. Nelson Vargas busca a sus nietos. Juega con ellos. Su nieta Cloe, de dos años, le pide chocolate... lo hace sonreír.

Están dispuestos a que lo que ocurre se parezca lo menos posible a un velorio. La música suena en el ambiente; es del IPod de Silvia. Es la que a ella le gustaba, comentan. Además se escuchan las palmadas de los abrazos. Suenan los abrazos como aplausos.

Nelson Vargas, firme, casi incólume, toma aire a cada rato. El oxígeno que le hace falta para resistir la zambullida al dolor. Silvia Escalera también aguanta... Su entereza parece infinita, vuelve a comentar la gente. Sus hijos, nueras, los abuelos de Silvia, son ellos: toda la familia que transmite fuerza a todo aquel se acerca.

Al fondo, pocas coronas mortuorias y en primer plano otra gran foto de Silvia, sonriente, al lado del padre que oficia la misa.

Los celulares siguen apagados. Todo es blanco. A ratos, el ambiente es un poco ruidoso.

Entre los primeros en asistir a la capilla está el presidente Felipe Calderón. Viste de blanco y lo acompaña su esposa, Margarita Zavala, y su secretario particular, Luis Felipe Bravo Mena.

Luego arribaría María Elena Morera, titular de México Unido contra la Delincuencia; Eduardo Medina-Mora, titular de la Procuraduría General de la República; Josefina Vázquez Mota, secretaria de Educación Pública, y Xóchitl Gálvez con un ramo de rosas blancas para la familia, permaneció, discreta, hasta el fin de la misa.

Nelson Vargas casi no rezaba. Toda la familia sostuvo la urna. Silvia Escalera leyó un diálogo que ella misma escribió, sobre el encuentro entre su hija y Dios.

Las palabras justicia brutalidad, violencia, corrupción o impunidad esta vez no se mencionaron. Al final de la misa hubo aplausos, muchos e intensos, en un intento por sentir lo que otros sienten en la hora más negra. Un sentir que ciertamente no se inventa.

Piden a ciudadanos mantener exigencia de seguridad

Iluminemos México, que reúne a organizaciones civiles que demandan seguridad en el país, pidió a la ciudadanía mantener abierta su exigencia hacia las autoridades para que demuestren con hechos, que hay acciones eficaces para frenar la ola de violencia que sacude a todo el país.

Insistió en la necesidad de relevar sin retraso a todo aquel funcionario público que no entregue resultados tangibles que garanticen la seguridad de las personas y de sus bienes.

En voz de Elías Kuri, Iluminemos México, destacó que este es el momento para que los ciudadanos tomen conciencia de que sí pueden demandar seguridad a las autoridades y que se acabe con la impunidad.

En este mismo tono, la presidenta de México Unido contra la Delincuencia, María Elena Morera aseguró que los mexicanos han llegado al tope y que están indignados por la violencia, la corrupción y la impunidad que prevalece en el país.

Por su parte, María Isabel Miranda de Wallace, quien se convirtió en un ícono en la lucha contra el secuestro en México, dijo que desde hace tres años la inseguridad en el país se ha salido de control y que es necesario que las autoridades tomen acciones “drásticas, inmediatas y prácticas”.

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Escrito en: silvia vargas

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