Recomiendan aprovechar al máximo el dinero y ello va de la mano de un nivel de suficiencia en todas las actividades que se realicen.
Una sólida cultura de la prevención no debe fincarse sólo en cuestiones monetarias. Dosificar el esfuerzo físico, el tiempo y estados de ánimo, también redundarán en beneficios económicos.
En los últimos meses han surgido nuevas propuestas para hacer más eficientes los recursos.
Rodrigo Valadés Gaitán tiene una nueva teoría: la del desperdicio. Para él, en un buen hábito del ahorro influyen hasta los estados de ánimo.
“Un enojo o malestar mal llevado puede derivar en complicaciones de salud y en gastos innecesarios”.
Y cuando hay abundancia de recursos, llámese alimentos, tiempo o espacio, el ser humano tiende al despilfarro.
El autor del libro Ahorre Algo Hoy, recomienda aprovechar al máximo el dinero y ello va de la mano de un nivel de suficiencia en todas las actividades que se realicen.
Como ejemplo, Valadés comenta que en los estados de ánimo debe estar presente la suficiencia.
El ahorro visto como un hábito implica el equilibrio. Debe intentarse ver en panorámica el cambio de escenarios. Por definición, en el ahorro hay que tener la habilidad para identificar excesos y carencias en una actividad, y llevarlos a un nivel de suficiencia.
Valadés en su afán práctico comenta que las horas extra en el trabajo en ocasiones no resultan la mejor alternativa para hacerse de un mayor sueldo.
Si se es productivo, la jornada laboral normal debe ser suficiente para realizar todo lo que se tenga que hacer, siempre y cuando se haga con eficiencia. Pero el secreto está en ir perfeccionando esta técnica, asegura.
Inclusive en las ganancias de una empresa también se pueden aplicar diversos métodos, debido a que hay innumerables prácticas nocivas.
Ahora bien, en términos económicos siempre se debe evaluar el costo de oportunidad. Perderse de reuniones familiares por estar en el trabajo, es una de ellas, explica. Y en consecuencias propiciar un divorcio si se es casado.
Con un ejercicio de 30 días la persistencia en el ahorro se convierte en un hábito. “Después hasta uno se siente extraño al caer en gastos o consumos excesivos”.
Lo ideal es que en un año existan 365 ahorros diferentes. Incorporar uno diario y no abandonarlo.
El ahorro en el consumo de agua en la regadera, del gas para preparar los alimentos, de la luz en habitaciones que no estén en uso, de gasolina en recorridos innecesarios en automóvil y un largo etcétera que hace única cada lista al ser personal.
Al final del día todo, o la gran mayoría, se traducirá en un beneficio económico, porque al haber menor gasto de recursos menor será el pago por los servicios.
“En 30 días se empiezan a descubrir los ahorros más trascendentales y quedan expuestos las ideas o modelos arraigados de mucho tiempo”.
El ahorro de tiempo tiene que ver con la administración de tareas. Siempre se cree que hacer hoy y no dejarlas para después es lo más conveniente, pero ya estará en la planeación identificar qué conviene hacer después.
Otro ejemplo, llevado a los negocios, es que el cliente siempre tiene la razón. Esto se confunde con el hecho de consentir a las personas cuando en ocasiones existen abusos de parte de la gente. “Lo importante es encontrar cuándo sí tiene la razón”.
Pero no debe caerse en un error. Valadés apunta que en ocasiones una persona no gasta por ahorrar, al no saber invertir.
“Hay momentos en donde el ahorro implica un mayor gasto, ejemplo un vehículo más eficiente en el consumo de gasolina”.
El sistema económico tiene parte de la culpa. En el mercado existen falsos satisfactores de consumo que advierten felicidad o comodidad; y un doble error es pensar que pueden solventarse con las opciones más baratas. “Saber cuándo y qué satisfacer para no caer en la trampa de un fabricante de productos que generan una necesidad”.
El libro Ahorra Algo Hoy, dice su autor, refleja las prácticas japonesas que siempre apuestan al futuro; la de latinos y africanos con el ingenio para resolver problemas pese a la limitación de recursos y la europea en la tenacidad y disciplina de hacer las cosas todos los días.
Una recomendación final de Valadés es llevar la búsqueda del ahorro por objetivos y plazos cortos. Con el tiempo se habrá avanzado en gran parte del camino.
