Amigos, familiares y admiradores de Cachao se dieron cita en la ceremonia. (Fotografías de AP)
Con lágrimas, sonrisas, recuerdos y música de mambo, cientos de familiares, músicos, amigos y fanáticos del contrabajista y compositor cubano Israel “Cachao” López le ofrecieron ayer un último adiós.
Cachao, a quien se le acredita haber inventado el mambo con su hermano mayor Orestes López, falleció el sábado pasado a los 89 años. Las ceremonias de despedida previas a su entierro culminaron con una misa masiva en la iglesia católica San Michael’s del barrio la Pequeña Habana, mayormente de exiliados cubanos, a la que acudieron famosos compatriotas suyos como el actor Andy García, la cantante Gloria Estefan y su esposo, el productor Emilio Estefan, así como el trompetista Arturo Sandoval.
“El se va, pero se queda, porque ha dejado una música, un legado”, manifestó durante la ceremonia religiosa su hija, María Elena López, quien se mostró fuerte y lloró en pocos momentos, como cuando sacaron el ataúd de su padre para llevarlo al cementerio. “Como su ritmo no hay dos, como Cachao no hay dos”, expresó arrancándole aplausos a los presentes.
Cerca de 400 personas acudieron a la misa, oficiada por el sacerdote de ascendencia cubana Alberto Cutie, para despedirse de Cachao con oraciones y palmeando las manos al compás del mambo que tocó en vivo la orquesta del músico.
La mayoría de los asistentes eran personas mayores, casi todas cubanas.
Cachao, que nació en la capital de Cuba en 1918, tuvo una carrera de cerca de 30 años con la Orquesta Filarmónica de La Habana, bajo la batuta de directores como Herbert von Karajan, Igor Stravinsky y Heitor Villa-Lobos. Compuso centenares de canciones en su país para bandas y orquestas, y a finales de los años 30 creó el mambo a partir de improvisaciones con el danzón, un estilo musical elegante que se presta al baile lento.
En 1962 salió de Cuba a España y luego Estados Unidos, donde trabajó con astros de la música latina como Tito Puente, Tito Rodríguez, Eddie Palmieri y Gloria Estefan, entre otros. La despedida del jueves en la iglesia arrancó cuando la orquesta de Cachao, acompañada por Sandoval y García en el bongó, interpretó por primera vez en Miami la “Misa mambo” que el músico cubano compuso hace unos cinco años y presentó en la catedral de Los Angeles.
Después de una media hora de música trascendió uno de los momentos más emotivos: el ingreso de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, que derramó lágrimas y causó congojas entre los asistentes. La virgen quedó al lado del ataúd dorado cubierto con una manta blanca, frente al altar de la iglesia.
Las primeras ocho filas de asientos estuvieron reservadas para familiares y amigos más allegados, entre ellos su hija María Elena y sus sobrinos, los Estefan, García, Albita, Lucrecia, Isaac Delgado, Willy Chirino, Lizzete, su representante Nelson Albareda, y Gabriel Albaroa, presidente de la Academia Latina de la Grabación.
“Hoy estoy con mucha tristeza ... pero con mucha honra y mucha inspiración”, expresó visiblemente emocionado García, quien en 1993 dirigió el documental “Cachao... Como su ritmo no hay dos” y produjo varios de sus CD, entre ellos el ganador del Grammy “Ahora sí”.
“Cachao me adoptó como un hijo, por eso es tan difícil despedirme hoy. ¿Qué hacemos? ¿Cómo seguimos para adelante?”, preguntó, y de inmediato una mujer del público pidió que “sigamos con su tradición”.
Y García, que por momentos habló con la voz entrecortada, respondió: “Lo más importante para él era respetar la tradición, esa será nuestra tarea”.
Dirigiéndose a Cachao como “Maestro”, el actor le prometió seguir “acompañándolo por siempre, llevaré por siempre, a donde quiera que vaya, tu nombre y tu música. Que siga la tradición”, dijo, y recibió una ovación de los cientos que lo escuchaban en la iglesia, decorada con flores blancas y dos fotografías de Cachao sonriente a cada lado del altar.
Emilio Estefan, que pidió también un aplauso para la reina de la salsa, la fallecida Celia Cruz, le agradeció a Cachao ser parte del exilio cubano. Parado en el altar frente al ataúd, le dijo: “Has sido un gran maestro. Gracias. Chau”.
Gloria Estafan y Chirino leyeron en la misa, y el sacerdote Cutie manifestó que si Cachao pudiera leer el obituario publicado en los diarios encontraría que le dicen “el rey del mambo, el gran músico ... pero también fue un hombre sencillo, un hombre humilde, que vivió toda la vida al servicio del talento que Dios le dio”.
A lo largo de varios segmentos de la ceremonia, los presentes se pusieron de pie y aplaudieron al compás de la música del extinto músico.
Entre ellos estaba Carlos de la Fuente, un jubilado de 77 años que admiraba a Cachao y lo considera “irremplazable”.
“No hay quien toque como él, tenía un estilo muy particular. Cualquier cosa (que se haga) es poco para lo que él se merece”, sostuvo el hombre.
Al final, el cajón con los restos de Cachao fue cargado por García, Emilio Estefan, Chirino y Albareda, entre otros hombres, y colocado en el automóvil que lo llevó hasta el cementerio, escoltado por decenas de vehículos que lo acompañaban.
En su recorrido, la caravana se desvió para pasar frente al Restaurante Versailles, al que todas las mañanas a las 11.00 acudía Cachao a saludar a sus amigos.