El Papa Benedicto XVI advirtió ayer contra una cultura moderna cuyo modelo es un ser humano “autosuficiente” capaz de lograr sólo todos sus objetivos pero que, en realidad, termina desorientado y preocupado.
“La cultura de hoy quiere mostrarnos una humanidad autosuficiente que elige ser la única artífice del propio destino y que, como consecuencia, no considera Dios y lo excluye de hecho de sus elecciones y decisiones”, dijo.
Esto al recibir en audiencia privada a un grupo de 400 alumnos y docentes de los seminarios pontificios de las regiones italianas de Las Marcas, Apulia, y del Abruzzo-Molise acompañados por los obispos.
El líder religioso constató que la crónica cotidiana registra al hombre contemporáneo a menudo “perdido y preocupado por su futuro”, en búsqueda de certezas y deseoso de puntos de referencia seguros.
Como en toda época, apuntó, también el hombre del tercer milenio tiene necesidad de Dios y lo busca incluso sin darse cuenta que lo hace.
Por ello los cristianos de hoy, apuntó, “deben recoger este profundo llamado del corazón humano y ofrecer a todos, con medios y modos correspondientes a las exigencias de los tiempos, la inmutable palabra de vida que es Cristo, esperanza del mundo”.