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Amenaza inflación y estancamiento a EU

Una alta inflación con bajo crecimiento fue definido como estanflación en los años 70.

Una alta inflación con bajo crecimiento fue definido como estanflación en los años 70.

EL UNIVERSAL

Últimamente, muchas personas están escuchando un eco —leve quizá, pero perfectamente audible— de la estanflación de los años 70.

Pese a la reducción del crecimiento económico, los precios del petróleo y la gasolina están alcanzando nuevos récords.

El oro está al alza, junto con los precios de productos básicos como trigo y acero. Y el miércoles, con el reporte gubernamental más reciente de los precios al consumidor, surgieron indicios de que la inflación general, tras años de modestos incrementos, podría estar saliendo de control.

Para la Reserva Federal y su presidente, Ben S. Bernanke, todo esto no podía presentarse en peor momento. Con los mercados de crédito descompuestos por el colapso de la burbuja inmobiliaria, Bernanke está reduciendo las tasas en un esfuerzo por alejar los riesgos de una recesión.

Pero al poner el énfasis en revivir el crecimiento por encima de todo, el banco central estadounidense, de acuerdo con algunos economistas e incluso con unos pocos funcionarios de la Fed, podría enfrentar un problema inflacionario más grande en el futuro.

“Están cortando las tasas dejando una cuenta pendiente”, señaló John Ryding, principal especialista en la economía de Estados Unidos de Bear Stearns. “La pregunta no es si aumentará la inflación, sino cuánto costará meter al genio de regreso en la lámpara. Se siente como la estanflación de los 70”.

En los últimos 12 meses, los precios al consumidor han subido 4.3 por ciento en promedio, según el Departamento del Trabajo. La inflación subyacente, que excluye la comida y el petróleo, fue 2.5 por ciento más alta en enero que un año antes, significativamente por encima de la “zona de comodidad” extraoficial de la Fed de uno a dos por ciento.

Eso está muy lejos de las tasas inflacionarias de dos dígitos que golpearon a la economía en los 70, pero sigue siendo preocupante.

Analistas como Ryding señalan que al tolerar esa clase de aumentos en los precios y quizá permitirles escalar, la Fed pone en riesgo su duramente ganada credibilidad como luchador contra la inflación, lo cual a final de cuentas le exigirá elevar las tasas de interés más de lo que debería para contener los daños.

La mayoría de los analistas sigue esperando que la Fed recorte nuevamente las tasas de interés en su reunión del 18 de marzo, por sexta vez desde septiembre. Pero los temores por un repunte de la inflación ponen de relieve las difíciles decisiones que enfrenta la institución actualmente.

Al igual que la Fed, los economistas en general siguen estando más preocupados por la amenaza inmediata de una recesión que por el más distante temor de un incremento en la inflación. Datos recientes sugieren que la economía podría estar en declive o cerca de uno. El consenso es que la esperada depresión probablemente generará capacidad en exceso suficiente para “expulsar” las presiones inflacionarias.

“Por ahora van a curar la herida”, señaló David Durst, estratega de inversiones en jefe del área de administración de riqueza global de Morgan Stanley. “Van a ocuparse de la situación del crecimiento y luego combatir la inflación cuando la economía se fortalezca”.

Pero mantener la inflación bajo control podría no ser fácil. En los últimos días algunos funcionarios del banco central han advertido que no están dispuestos a bajar la guardia, aun cuando eso implique que la Fed sea menos agresiva en la reducción de las tasas de interés.

En un discurso este mes, Richard W. Fisher, presidente del Banco de la Reserva Federal de Dallas, señaló que “la Fed tiene que ser muy cuidadosa ahora para añadir la cantidad justa de estímulo sin introducir la posibilidad de impulsar la inflación una vez que el efecto del nuevo golpe se sienta”.

Charles I. Plosser, presidente del Banco de la Reserva Federal de Filadelfia, se hizo eco de esta opinión al indicar que “no podemos confiar en que una economía de bajo crecimiento al inicio de 2008 pueda por sí misma reducir la inflación”.

“Como aprendimos de la experiencia de los 70”, agregó Plosser, “una vez que el público pierde la confianza en el compromiso de la Fed con la estabilidad de precios, resulta muy costoso para la economía que la Fed recobre esa confianza”. (Traducción: Gregorio Narváez).

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