Has de saber que en el Club Sembradores de Torreón durante el ejercicio directivo, que empieza en septiembre y termina en agosto de cada año, se organizan veintiséis eventos, de los cuales seis son extraordinarios con asistencia de las esposas de los socios y veinte son las sesiones comida. Las extraordinarias las organiza el consejo directivo y las ordinarias quedan a cargo de cuatro o cinco socios y se acostumbra que uno de ellos diga unas palabras como brindis y salutación. Así fue como el jueves pasado tal encargo le tocó a este servidor tuyo, que sin ser poeta le gusta rimar aunque sea a golpe de martillo y cincel sin métrica alguna. Ahí te va lo que dije:
Si lo que quieres es diversión
hay mucho en dónde escoger:
botanas y bebidas –puede ser-
y sentarse para ver televisión.
Para mí la diversión se concreta
a relacionarla con lo deportivo
para jóvenes y viejos en activo
sin temor a una cámara indiscreta.
Es obvio mis estimados señores
que para el juego de la patada
se requiere –antes que nada-
de la pelota y de once jugadores.
También les debo decir sin error
que se necesita tener una novena
para producir carreras en cadena
en el juego mentado del beisbol.
Un dato por sencillo es correcto
-con un solo ejemplo nos basta-
para el juego del balón y la canasta
se integra solamente un quinteto.
Y aunque también somos cinco
ningún juego venimos a jugar
sólo queremos con ustedes brindar
por la buena amistad, con ahínco.
Federico Obeso, es constructor.
Arturo Giacomán, es ferretero.
Sergio González, radiólogo doctor.
Mario Villarreal, es marmolero.
Pancho Ledesma, sólo escribidor.
A nuestros amigos sembradores
este convivio les venimos a ofrecer
que disfruten el buen comer y beber.
¡Brindemos a su salud, señores!