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Amigo sembrador

Francisco A. Ledesma

Todos los sitios que escogen los anfitriones son buenos, sin embargo, hay algunos en los que nos sentimos muy a gusto, tal es la terraza del Campestre La Rosita, porque no sólo se disfruta de una excelente cocina, sino que también por el espectáculo que ofrece desde todos sus ángulos visuales: los lagos a veces poblados de multitud de aves palmípedas, los prados, las arboledas, que en conjunto ofrecen un verdadero solaz para nuestra vista.

El jueves pasado, Salomón Juan Marcos, Alejandro Gidi Abugarade, Roberto Murra Marcos y Rogelio Barrios Cázares, nos ofrecieron un menú muy selecto: primero una crema de queso con uvas, de sabor delicioso y después, para el gusto de cada quien, pollo almendrado en salsa de mango o sábana de filete rellena de requesón o filete de pescado y en los postres una variedad de pasteles.

Otro punto es el disfrute de la conversación con los contertulios que tuvimos, nada más sopesa –sin pensar en el peso físico sino en el estimativo- Jorge Rosas Villarreal, Manuel Chávez Ávila, Manolo Fernández Fernández, Paco Dávila Rodríguez, Manuel de la Parra Viesca y Aristeo Cantú González. Tú ya conoces a Paco Dávila, con ésa su conversación, que envuelve, tan amena y festiva. Es todo un espectáculo, la verdad.

Luego tuvimos la satisfacción de recibir como nuevo miembro del Club Sembradores de Torreón, a Julio Villalobos Márquez, a quien nuestro presidente Jorge Guajardo Esquivel le tomó la protesta de rigor con el ritual que nuestros estatutos y reglamento establecen, expresándole que para los socios su ingreso constituye una satisfacción y que para él implica el compromiso de cumplir fielmente con nuestros Ideario y Credo. Acto seguido, todos los asistentes le otorgamos un afectuoso aplauso y desfilamos en hilera para expresarle nuestros parabienes.

Realmente es una satisfacción muy grande el ingreso de Julio por varios motivos, el ser hijo de don Rafael Villalobos Armendáriz que en 1957 fue de los primeros socios de nuestro club, persona muy apreciada por su bonhomía, por su trato gentil. Por su hermano César que en el periodo 1983/84 fue presidente del consejo directivo; y por los múltiples valores que conforman su personalidad, destacando sobre todo en el servicio social. Recuérdese su filantropía al poner a la disposición del Comité de Festejos del Centenario una oficina totalmente equipada, durante todo el tiempo que se requirió. Recordemos también que los veinte matrimonios del club que el año pasado viajaron a Monterrey, fueron espléndidamente atendidos en las instalaciones de la empresa cervecera, gracias a los buenos auspicios de Julio. Así pues, bienvenido sea.

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