“Círculo es la existencia, y mal hacemos, cuando al querer medirla le asignamos la cuna y el sepulcro como extremos.
La madre es sólo el molde en que tomamos nuestra forma, la forma pasajera, con que la ingrata vida atravesamos.
Pero ni es esa forma la primera que nuestro ser reviste, ni tampoco será la última forma cuando muera”. Manuel Acuña.
A los socios del Club Sembradores de Torreón nos embarga una pena muy intensa por el deceso de un entrañable amigo y es tan profundo el dolor que la directiva envió una condolencia que a la letra dice:
“La más triste nota que pueda darse en nuestro querido grupo es cuando hay que informar que del tronco del frondoso árbol de la amistad que nuestro club simboliza, se está escapando torrente incontenible de sabia; expresión de su dolor en lágrimas, porque sufre la pérdida de una de sus fuertes ramas. Al inicio de la tarde del jueves 19 de junio, tras una muy larga y penosa enfermedad, habiendo sido un ser ejemplar como hijo, como hermano, como esposo, como padre de familia y un digno socio del Club Sembradores de Torreón y admirable compañero, finalmente nuestro muy apreciado amigo Alfonso Macías Navarro, a sus cincuenta y seis años de edad, en plena flor de su productiva vida, pagó tributo final a la madre tierra.
Oriundo de Torreón, Poncho Macías vio la luz primera el día 23 de noviembre de 1951. Aprovechando sus naturales dotes físicas, en sus años juveniles destacó en el deporte amateur como un gran basquetbolista. En el aspecto profesional dentro de la industria agropecuaria, por su honradez y capacidad de trabajo fue un exitoso y estimado productor de lácteos. En nuestro club Poncho estaba por cumplir 13 años de ser socio activo, siempre pendiente de su desarrollo social y de servicio.
Por tan lamentable deceso reciban su esposa Chelito, sus hijos Alfonso, Chelo y Pili, un cariñoso abrazo de solidaridad y el más sentido pésame de parte de todos sus amigos sembradores”.
Como demostración palpable de los afectos que Alfonso Macías sembró en su vida, fue ver en la capilla mortuoria a una multitud de personas que nos congregamos para despedir a tan querido amigo, y es que Poncho fue una persona excepcional que derramó por doquiera ése su tan especial manera de ser, tan gentil en su trato, tan caballeroso, que siempre tuvo el gesto y la palabra amables, que hacían sentir el calor de su afecto. Fue un hombre que vivió prodigando amor y bondad.