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Amigo Sembrador

francisco a. ledesma

El doctor Jorge Fuentes Aguirre, hermano de Catón, con el título de Resplandor, Vida y Obra de Salvador Álvarez Díaz, patriarca de la charrería en el Norte de México, en una obra de sesenta y nueve páginas, muy bien ilustradas y mejor escritas, dice en el prólogo textualmente: “Don Salvador es un hombre que lleva dentro un resplandor. Es el resplandor de sus altos valores, de su elevada calidad humana y de su señorío”. Hace dos años al recibir la obra en obsequio, y leer su contexto –que es crónica de los hechos relevantes de la vida social, empresarial y deportiva de Salvador- pensé que algún día se me encendería la chispa para en unas cuantas líneas expresar mi admiración hacia quien es uno de los más altos valores de la charrería mexicana y es un excelente amigo.

Me salieron unas quintillas que carecen de talento poético, pues poeta no soy, pero a falta de esa calidad, hay sinceridad en el afecto que las inspiran. Hoy, en la comida que nos ofrecen allá en el palenque, Salvador, Rafael Álvarez, Toño Hernández y Carlos Acosta, con la venia de los concurrentes los diré, como ahora te las digo:

Elevo la voz, afino el acento

con mi más fiel expresión;

esclarecido el pensamiento

con el espíritu libre, contento

brindo en esta grata reunión.

Brindo cual he brindado

con verso humilde y sincero,

por el ranchero templado

que es charro bien ataviado

con tan singular sombrero.

Porque es sencillo el ranchero,

cuya riqueza, a mi entender,

es: un buen caballo, sombrero,

traje charro, jorongo señero,

espuelas de plata y su querer.

En el lienzo las suertes amarra

con su destreza insuperable

y cuando firme la rienda agarra

con su gallarda figura charra

¡no hay quien se la compare!

De ser buen charro se ufana;

rechaza el tono lisonjero;

declara la intención vana

si no se echa una mangana

o no se luce en el coleadero.

Con leve sonrisa se recrea

cuando su caballo relincha

si a galana yegua olfatea,

entonces osado caracolea

haciendo crujir la cincha.

El charro mayor es mano

dispuesto a otorgar un favor

y al uso del pueblo soberano

llama al amigo, mi hermano

y al compadre, mi valedor.

Declama la rima campirana

-pues su gusto es la poesía-

y entona la canción mexicana

¡poema que del alma emana,

mágica música de alegría!

Vuela, palomita, vuela de tu nido

-no digas que soy muy decidor-

estos versos que son un corrido,

llévalos en el pico en vuelo tendido

y se los entregas a don Salvador.

De parte de Pancho Ledesma, su Amigo Sembrador.

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