Los niños que trabajan en la calle son víctimas de omisión de cuidado y pobreza, más que de maltrato físico.
Pobreza
El DIF Municipal trabaja con 110 menores que alguna vez se dedicaron a vender chicles, fueron limpiaparabrisas o franeleros.
Durango. En temporada de invierno se incrementa la cantidad de niños y adolescentes que trabajan en la calle, quines más que sufrir violencia física, son víctimas del descuido de sus padres o viven en extrema pobreza.
Por su parte El DIF Municipal trabaja con 110 menores que alguna vez se dedicaron a vender chicles, fueron limpiaparabrisas o franeleros y uno de sus principales objetivos es evitar que haya menores laborando en la vía pública.
La subdirectora jurídica del DIF Municipal, Adriana Fernández Cuevas, indicó que para evitar que esta temporada de invierno los menores de edad salgan a trabajar y se pongan en riesgo en las calles, es necesario que ciudadanos y medios de comunicación colaboren.
No se puede saber exactamente cuántos niños hay en la calle, pues el dato puede ser muy variable, pero los que ya han sido registrados son monitoreados de forma constante para garantizar que no volverán a la calle, para ello hay un grupo de promotores.
“Solicitamos que hagan la denuncia, en caso de que vean niños en los cruceros, para tener un acercamiento con ellos y con sus familias con la finalidad de integrarlos a un taller de artesanía y asimismo apoyarlos para que continúen sus estudios”, mencionó Fernández Cuevas.
Resultados.
Hace cuatro años que opera el programa; se habla de que en ese tiempo se han atendido 115 menores, de los cuales uno ahora es profesionista y cuatro ya son parte de la población activa de Durango, mientras que aún se da seguimiento a 110.
Los menores están expuestos a situaciones complicadas en las calles, como el hecho de que entre el 60 y 70 por ciento de quienes trabajan en los cruceros tiene problemas de adicciones, según ha referido Marco Antonio Aguilar García, director del DIF Municipal.
Para ello se trabaja con el programa Promesa, que consiste en apoyar a los menores a terminar la escuela primaria o secundaria –educación básica-, con una beca que consiste en 300 pesos mensuales y muda de ropa cada cuatro meses.
Por otra parte se involucra a este sector de la sociedad en los talleres artesanales, en los que además de enseñarles diversos oficios a los infantes se les inculca la necesidad de retomar sus estudios.
De acuerdo al comentario de la entrevistada, por lo general este vulnerable sector de la población no sufre violencia física, sino que son víctimas de una omisión de cuidados por parte de sus padres o de la pobreza extrema.
Algunos desde muy pequeños traen sus ropas desgarradas, andan descalzos o con zapatos viejos, además de desaseados.
Daniel Estrada
VINCULADA
Atención de fondo
Durango. Sea cual sea la atención que se brinde a los niños, se busca tener un acercamiento con toda la familia, sobre todo con los padres de familia, quienes son los principales responsables de la vida que llevan sus hijos.
Adriana Fernández, dijo: “nosotros platicamos con ellos, hacemos el exhorto a apoyar más a sus hijos, pero si no hay disposición entonces entra en su papel la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Mujer para hacer el respectivo apercibimiento”.
Se trata de dar apoyo psicológico a todos los involucrados en el problema a través de terapias, pues el Promesa opera para desaparecer el problema social, a decir de Marco Antonio Aguilar García, director del DIF Municipal.
Datos
El DIF Municipal trabaja con 110 menores que alguna vez se dedicaron a vender chicles, fueron limpiaparabrisas o franeleros y uno de sus principales objetivos es evitar que haya menores laborando en la vía pública.
Por lo menos hay un profesionista rescatado de las calles a través de Promesa y otras cuatro personas que ya en su mayoría de edad están integradas al sector productivo.