Este término es utilizado para designar a los niños de entre cuatro y siete años que presentan una alteración al hablar, de algún fonema (sonido de letra), esto no es secundario a una lesión neurológica ni malformación física.
Es decir, tiene problemas para articular una letra, ya sea /l/, /c/, /s/, /r/, etc., pero no tiene frenillo lingual corto, ni ningún problema de coordinación, que justifiquen esta alteración.
Un niño con dislalia debe de acudir a terapia de lenguaje ya que, muchos, por el hecho de escuchar a sus papás y de corregirlo no logran hablar bien y al iniciar la enseñanza de lecto escritura empiezan a presentar problemas ya que como hablan escriben y leen.
Mientras más pequeños es mejor, no siempre se requiere de una terapia prolongada, en corto tiempo puede enseñársele a pronunciar adecuadamente y seguir su reforzamiento en casa.
Una dislalia no atendida en la etapa preescolar (de cuatro a cinco años) puede causar baja autoestima, problemas de socialización, algunos muerden y pegan y rechazan hacer sus tareas, en la etapa escolar (de seis a siete años) causará un trastorno de aprendizaje, problemas de conducta, baja autoestima y rechazo escolar.
Si tu hijo no articula bien alguna letra y sus compañeros del salón de clases sí lo hacen busca a un especialista para que lo evalúen correctamente.
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