Ante crisis, jóvenes mexicanos prefieren quedarse en casa
El 50% de los jóvenes mexicanos prefiere quedarse en el hogar de sus padres, mientras otro porcentaje importante ha decidido volver, principalmente por razones económicas.
Nancy Téllez tiene 20 años e intentó independizarse a principios de año; en compañía de una prima rentó un cuarto en una casa familiar en Tlalnepantla, Estado de México. Trabajó 7 meses en el turno nocturno atendiendo una gasolinera y por las mañanas estudiaba la carrera de gastronomía, pero en agosto ya estaba de regreso en casa de sus padres ante el efecto de la crisis económica. Le fue imposible trabajar y estudiar.
Arturo Hernández, empleado en una agencia de anuncios, también intentó vivir solo hace 3 años. Con 27 de edad y un sueldo de más de 8 mil pesos mensuales, rentó un departamento de 30 metros cuadrados, sin embargo, optó por vivir otra vez con su familia ya que no pudo ahorrar lo necesario para dar el enganche de un departamento que era su principal objetivo.
En México 36.7% de los jóvenes que sale del hogar paterno regresa por diferentes razones: terminó el periodo de estudios o trabajo, se divorció o separó de su pareja, le fue imposible mantenerse económicamente o se sintió solo.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Juventud 2005 del Instituto Mexicano de la Juventud (IMJ), 50.7% de los jóvenes no ha pensando en salirse de la casa paterna porque se sienten a gusto con sus familiares.
Un ejemplo es Gabriel Córdova, editor de una revista y con 31 años, no tiene planeado abandonar la casa de sus padres. Se niega a rentar porque piensa que es “barril sin fondo; pagas lo que no es tuyo”.
En la casa paterna lo tiene todo, sabe que si deja ropa sucia, el día de mañana ya la tendrá limpia en su cama. Aporta dinero para el gasto y le toca pagar el teléfono cada mes.
¿Familia unida?
En México ya es una tradición que vivan juntos hasta 3 generaciones familiares en la misma casa, aseguró Carlos Welti, especialista en temas de jóvenes.
Explicó que en España se tiene documentado el fenómeno conocido como los mileurista (por ganar mil euros al mes), ya que en Europa se dio el “boom” inmobiliario y todos obtuvieron un crédito para pagar minidepartamentos. Pero con los minisalarios, pronto la deuda se volvió impagable y regresaron a casa de sus padres.
Welti lamentó que en tiempos de crisis económica prive el escepticismo y la desesperanza, ya que en la generación pasada se podía aspirar a tener una carrera universitaria y luego un empleo, casa y automóvil. Ahora, cursar una carrera no es garantía de un futuro mejor, ni siquiera de un mejor empleo y estabilidad económica.
Jóvenes que lograron independizarse por poco tiempo los invade la frustración, aunque terminan adaptándose y aportan económicamente al núcleo familiar, dijo.
El investigador también criticó que un joven destine más de 50% de su salario para pagar una vivienda, cuando no debería ser más de 30 o 35 por ciento.
En las grandes urbes no existen espacios destinados a jóvenes, ya que su primera opción es rentar un departamento.
El urbanista de la Universidad Iberoamericana, Arturo Ortiz, considera que los espacios que se construyen son en zonas conurbadas, con condiciones de vida poco aceptables ya que no cuentan con espacios públicos o de servicio públicos y comerciales lo que da un sentido de identidad, de vivir en un barrio.
Señaló que muchas inmobiliarias ofrecen espacios denominados “loft” o estudios, donde sólo se tiene opción para una recámara y sin divisiones para la cocina y comedor. Ni pensar en una sala. Consideró que no se están innovando los espacios y criticó que se opte por echarle otro piso a la casa paterna, ocasionando hacinamiento.
Pocos créditos para ellos
Claudia Velázquez, directora de Estudios de Mercado de Softec, consultoría de proyectos inmobiliarios, reconoció la tendencia de los jóvenes a quedarse en casa de sus padres hasta que puedan comprar un espacio propio. Dijo que hay poco crédito para ellos, ya que muchos padecen inestabilidad laboral y los bancos no quieren arriesgarse. Aconsejó destinar de 20% a 25% del salario mensual para pagar una vivienda.
