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Antecedentes II

A LA CIUDADANÍA

Magdalena Briones Navarro

La América indígena que Cortés conquistó estaba organizada en gobiernos perfectamente disciplinados divididos en castas regias, guerreras, religiosas y civiles que no dejaron de sorprender por su justicia, dignidad y pulcritud a los recién llegados. Había castigos para cada delito. Más severos entre más alta la jerarquía del infractor. Cada persona tenía que labrar concienzudamente “su rostro y corazón”, si quería la consideración, el respeto y la justicia.

El sojuzgamiento militar y económico azteca sobre muchos pueblos allanaron la conquista extranjera. La resistencia mayor que ésta tuvo fue de los tlaxcaltecas que una vez derrotados se aliaron con los españoles por haber sufrido enormes bajas dada la diferencia de armas y parque eran enemigos acérrimos de los aztecas.

La Corona Aragonesa–Castellana seguía expandiéndose. Además de sus conquistas interiores y mediterráneas, las americanas, las filipinas, etc., en guerra con Francia, las Provincias Unidas Holandesas e Inglaterra, también enfrentó constantes pugnas interprovincianas peninsulares. Resultado final: una gran depoblación de España, inmensos costos de guerra y descuido y hasta obstaculización para el desarrollo interno y externo agrícola, industrial, minero y comercial. Su alianza con el Papado no dejaba de tener bemoles: siendo todos cristianos debían salvar almas, siendo todos humanos deseaban el poder terrenal. Añádase a todo esto las diferencias y pugnas étnicas: los peninsulares no reconocían como tales a los criollos, sobre todo a los nacidos en Nueva España. Las preferencias para puestos burocráticos y eclesiales eran para los primeros, nulo para mestizos, negros mulatos y subcastas. Se desconfiaba de los judíos conversos que fueron llegando, luego de todo inmigrante extranjero.

Deseaba la Corona la protección de los indígenas, lo que tampoco se logró, pues fueron explotados por todos. Fueron además diezmados éstos, en distintos períodos, por la viruela y el sarampión, enfermedades para las cuales no tenían defensas ni curación.

Preocupaba a la Corona lo extendido de la vagancia, el juego, la prostitución y el desorden en Nueva España; luego el consumo exorbitante de bebidas embriagantes, cuyo comercio, permitido o secreto, representaba enormes ganancias que no iban a la Corona, como tampoco se recibía del contrabando en telas fletadas desde Manila y de la plata. De estos enjuagues usufructuaban comerciantes por sí o coludidos con la alta burocracia, a veces con los virreyes mismos. Se daba entre éstos e interpósitas personas acaparamiento de granos y alimentos para revenderlos a precios mucho más elevados, lo que causaba indignación general y enorme perjuicio para los más pobres.

“En 1524… un grupo de doce franciscanos se estableció en el Centro de país. Durante los siguientes diez años, mientras llegaban más franciscanos y varios grupos de frailes dominicos y agustinos extendieron sus actividades a todo lo que actualmente es el México meridional y occidental”… “primeros y más numerosos pronto impusieron su hegemonía espiritual en las principales ciudades indígenas del Centro de México”.

“La casta sacerdotal (previa), ya muy minada, se desintegró rápidamente”.

Huérfanos de dioses, de representación política y organización civil, caciques y nobles indígenas se adhirieron pronto a la nueva fe con la esperanza de reinstalarse entre los suyos, ejemplo que debe haber atraído a muchos. “Ciertos franciscanos, como fray Bernardino de Sahagún, llevaron a cabo intensas investigaciones sobre el pasado de los aztecas y compusieron obras impresionantes de las cuales se destacan como grandes monumentos de la antropología primitiva la Historia General de Sahagún y la Historia de los Indios de la Nueva España, de fray Toribio de Benavente (Motolinía) que es un elogio de la moral y costumbres de la antigua sociedad”… “Pudiese afirmar por verdad infalible –escribió fray Jerónimo de Mendieta -que en el mundo no se ha descubierto nación o generación de gente más dispuesta y aparejada para salvar sus ánimas (siendo ayudados para ello) que los indios de la Nueva España”. Al pasar del tiempo todas las órdenes supeditadas al Papado se habían enriquecido hasta hacer preocupante la acumulación de bienes y su poder.

En 1566 se produce la insurrección de Flandes contra Felipe II, en 1589 Sir Francis Drake derrota la Armada Invencible. El imperio español empieza a tambalearse. Muerto Felipe II (1598) los siguientes reyes de España de quienes aquí no se expondrán sus aciertos y desaciertos, dejaron claro que en muy pocos momentos, a través de sus virreyes, pudieron controlar las eternas contradicciones de intereses creados en tierras de la Nueva España.

Hoy después de casi cinco siglos, con guerras de independencia, con revoluciones internas, ¿hemos cambiado de estilo y métodos? Si sí, o si no, ¿en qué medida? Quedémonos con esa tarea de análisis.

Fuentes: “Razas, clases sociales y vida política en el México Colonial 1610-1670” Jonathan I.

Israel, FCE-1999.

“Nuevo reconocimiento de las Indias Occidentales”, Thomas Gage SEP/80 FCE

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