Majestuoso lució el Coliseo Centenario de Torreón la noche del pasado viernes, el día de su inauguración, abarrotado por un público hambriento de un buen espectáculo taurino. (Fotografía de Jesús Galindo)
En total, 7,500 personas fueron testigos de la inauguración del Coliseo Centenario.
Y la fiesta comenzó. Con la apertura del Coliseo Centenario de Torreón, el público lagunero cuenta con un nuevo espacio para la recreación y convivencia, donde igual se apreciarán corridas de toros que funciones de lucha libre, boxeo, rodeo, conciertos musicales de todo tipo, o bien, obras de teatro y otras manifestaciones del deporte y el arte.
En su noche inaugural, efectuada el pasado viernes, la gente se volcó al escenario, y ya sea por curiosidad o por el deseo de ver en acción a tres figuras del toreo, el lugar lució repleto en sus diferentes localidades.
Un total de 7,500 personas fueron testigos de la magna inauguración de este lugar, y aunque con algunos detalles pendientes en cuanto a su equipamiento, lució majestuoso y fue causa de admiración por parte de los asistentes.
La jornada fue larga, ya que fue poco después del mediodía cuando se efectuó la misa de acción de gracias en el propio ruedo del coliseo, misma que estuvo a cargo del Obispo de Torreón, quien luego realizó la bendición del lugar.
Posteriormente, los empresarios responsables de este proyecto, Ramón Iriarte, Arturo Gilio Rodríguez y su hijo Arturo Gilio Hamdan, acompañados por las autoridades de Coahuila y de los municipios de Torreón y Gómez Palacio, realizaron la inauguración oficial de este escenario polifuncional.
Ya por la tarde, al filo de las 18:30 horas, la zona donde se encuentra ubicado el coliseo se llenó de vida con el arribo de los aficionados que buscaban ingresar con toda anticipación al inmueble.
Al paso de los minutos la fila se acrecentaba de forma importante frente al acceso del lugar, al igual que la de automóviles sobre el Libramiento Periférico y la autopista Torreón-San Pedro, todos con un objetivo, ser parte de la historia en el nacimiento de este escenario.
Aunque lentamente, poco antes de las 21:00 horas, finalmente el escenario lucía a plenitud con un lleno completo, y tras la develación de una placa con el cartel inaugural en la puerta de cuadrillas, por parte del gobernador del estado de Durango, Ismael Hernández Deras, dio inicio la fiesta.
Las luces se apagaron casi en su totalidad y las puertas del escenario se abrieron para dar paso a un espectáculo al más puro estilo del coliseo romano, con la presencia de soldados romanos y la escenificación de una pelea a muerte entre esclavos que mostraron su talento en el manejo de la espada.
La música sonó en todo lo alto del coliseo y la primera gran ovación de la noche se la llevó Pablo Hermoso de Mendoza, quien con sólo cruzar el umbral del ruedo provocó que desde lo más alto del tendido se desgranaran los aplausos. Enseguida aparecieron el “Zotoluco” e Ignacio Garibay, acompañados por sus respectivas cuadrillas, para enseguida dar vida a la primera corrida de toros en este inmueble, donde los alternantes desplegaron su arte y talento ante los ejemplares de Bernaldo de Quiroz y Santa Bárbara.
La fiesta se vivió de principio a fin y no importó que el festejo iniciara una hora después de lo provisto, finalmente el espectáculo lo valía.
Así culminó la primera gran aventura del Coliseo Centenario, que contra viento y marea superó las expectativas creadas en su entorno, con la firme promesa de los empresarios de mejorar sustancialmente la funcionalidad del lugar en las semanas siguientes, al contarse con fechas ya apartadas para otros espectáculos.
Embotellamiento histórico
Los miles de aficionados que se reunieron en el Coliseo Centenario, no sólo le dieron el toque multicolor a la inauguración del inmueble, sino que fueron participes de un embotellamiento en los ascesos al coso.
Conforme llegaba la hora de inicio de las corridas de toros, en el estacionamiento fueron arribando los vehículos, lo que ocasiónó que se diera una aglomeración. Aunque la mayoría actuó de manera civil, no faltó quien por querer estar ya adentro del coso no diera el paso, buscará rebasar y tapar la salida para otros autos que solo llegaron para dejar a algunos de los asistentes.
Pero si el tiempo empleado en encontrar un sitio seguro donde dejar el automóvil fuera poco, a la entrada una impresionante fila para entrar al Coliseo hizo que muchos se quisieran meter y otros que se resignaban a formarse.
