Expertos recomiendan una dieta balanceada que incluye muchas frutas y verduras, legumbres, nueces y pescados.
Consultar al médico es fundamental para mantener sano al corazón y reducir el riesgo cardiovascular
La alimentación es clave de oro del bienestar, cuidar el peso ha dejado de ser una cuestión meramente estética para convertirse en una receta de vida, pero más allá de eso hay que vigilar la salud del corazón, tomar el pulso de sus latidos y para ello se debe consultar al médico y dedicarle cinco minutos a responder unas preguntas.
Debemos saber de las amenazas, pues las estadísticas nos alertan sobre que muchos mexicanos adultos viven con factores de riesgo cardiovascular.
Números malignos
Se sabe que 26.5% de la población padece hipercolesterolemia, que no es otra cosa que colesterol alto y 70% de la gente de entre 30 y 60 años tiene problemas de obesidad o sobrepeso.
Para controlar su colesterol, necesita conocer los tres componentes importantes que constituyen su perfil total de lípidos, que son el C-LDL, es decir, el colesterol malo, el C-HDL o colesterol bueno, y los triglicéridos.
Se recomienda preguntar a su médico:
¿Cuánto tengo de colesterol malo, colesterol bueno y triglicéridos?
¿Estos valores me ponen en mayor riesgo?
¿Hay algo que pueda hacer para reducir este riesgo?”
Palabras y realidad
El doctor Ocampo nos menciona que casi todos estamos familiarizados con el término de colesterol “malo”, nombre que recibe porque si la sangre contiene mucho de este tipo, puede ir formando lentamente unas placas en las paredes de las arterias, lo cual llega a ocasionar un ataque al corazón o accidente cerebrovascular.
Disminuir el colesterol malo ayuda a reducir el riesgo de cardiopatías, pero existen otros factores de riesgo, como las concentraciones bajas de C-HDL (colesterol bueno) y altas de triglicéridos (grasa en la sangre).
El colesterol “bueno” se llama así porque ayuda al proceso de eliminación del LDL “malo”, evita la formación de placas en proceso en las arterias.
Balance vital
Podemos contribuir a aumentar el C-HDL a través de alimentos que ayuden al organismo a la producción del mismo, así como con un programa de ejercicio aeróbico regular.
La idea consiste en “consumir más alimentos que no aumenten las calorías que se consumen diariamente, por lo tanto, es fundamental suprimir de la dieta otros comestibles, como los azúcares y el arroz blanco. Un ejemplo de dieta balanceada es la mediterránea que incluye muchas frutas y verduras, legumbres, nueces y pescados, pero poca carne y derivados lácteos con mucha grasa.
Ocampo nos cuenta que en un futuro próximo se dará la posibilidad de utilizar la asistencia de medicamentos para aumentar el colesterol bueno y reducir el riesgo cardiovascular.
