La película Luz Silenciosa está nominada para el premio Ariel en sus categorías de iluminación y fotografía. (El Universal)
Cuando una película llega al cine, lo primero que el espectador nota es la manera en que una secuencia está iluminada, los actores retratados y si tiene mucho movimiento o es fija.
Esto es responsabilidad del cinefotógrafo, área que también es premiada con el Ariel por parte de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas.
En la edición 50 se encuentran nominados Alexis Zabé, por “Luz silenciosa”; Guillermo Granillo con Morirse en Domingo y la tercia Diego Rodríguez-Josep María Civit-Ángel Goded, por Cobrador, in God we Trust.
Zabé ha sido elogiado por el amanecer y atardecer retratados en la cinta de Carlos Reygadas. Ya ganó incluso en el Festival de La Habana. Granillo, en tanto, es un viejo lobo de mar. Ha ganado la estatuilla por Aro Tolbukhin: en la Mente del Asesino y Profundo Carmesí.
Los últimos son tres porque así se filmó Cobrador: un equipo distinto en cada país (México, Brasil y Argentina) donde fue filmada.
En lo visual, además de la fotografía, es imprescindible la edición.
Con ella se le da coherencia a la historia, el espectador se traslada de un lado y momento a otro, a veces sin darse cuenta. En dicha categoría se enfrentan una vez más Luz Silenciosa, con Natalia López y Cobrador... trabajo de Juan Carlos Macías.
La primera tuvo en sus manos la historia de un menonita infiel; el segundo, darle forma a las historias que confluían en el guión. El tercero es Juan Manuel Figueroa por su labor en el documental Los Ladrones Viejos.
De entrada tenía que recortar las diez horas que de entrevista con El Carrizos, el delincuente que robó al entonces presidente Luis Echeverría.
Tenía que meter además a los otros ladrones entrevistados por Everardo González e incluir imágenes de archivo de Televisa, donde se ve, por ejemplo, al joven Guillermo Ochoa haciendo una entrevista.
