Durante una rueda de prensa celebrada en Bagdad, junto al primer ministro de Irak Nuri al Maliki, un reportero iraquí lanzó sus zapatos contra el presidente de Estados Unidos, George W. Bush. Nadie fue golpeado. En Irak, lanzar zapatos a alguien es un signo de desprecio. (Fotografías de AP)
Ratifican acuerdo de seguridad durante la visita sorpresa del mandatario estadounidense al país árabe.
El presidente George W. Bush tuvo ayer en pleno suelo iraquí un recordatorio de la oposición ferviente a su política, cuando un hombre le arrojó dos zapatos -uno tras otro- durante una conferencia de prensa.
Un periodista iraquí lanzó ayer sus zapatos contra el presidente Bush, durante una rueda de prensa celebrada en Bagdad junto al primer ministro iraquí, Nuri al Maliki.
Cuando Bush se dirigía a los periodistas fue interrumpido desde la tercera fila por el corresponsal del canal de televisión Al Bagdadía, que gritó “Este es el fin”, se levantó con un zapato en la mano y se lo arrojó mientras a llamaba “perro” al mandatario estadounidense, que logró esquivarlo.
Inmediatamente después, el periodista iraquí le lanzó su otro zapato y de nuevo erró su objetivo.
Tras el ataque, los miembros del equipo de seguridad redujeron al atacante, lo detuvieron y lo sacaron de la sala, según testigos presentes en la rueda de prensa.
“No se preocupen” exclamó el presidente mientras cundía el caos en el recinto.
El incidente ocurrió en momentos en que Bush y al-Maliki iban a darse la mano. El agresor fue identificado como Muntadar al-Zeidi.
“Este tipo de hechos no me preocupa, quien los hace quiere llamar la atención”, dijo Bush tras el incidente.
Después Bush bromeó sobre los zapatos. “Todo lo que puedo informar es que son de talla 10”, afirmó.
En Irak, igual que en gran parte del mundo árabe, arrojar un zapato es una de las mayores ofensas que se pueden cometer contra una persona, al igual que llamarlo “perro” .
Bush llegó ayer a Irak en una sorpresiva visita de despedida. El mandatario estadounidense visitó la capital iraquí cuando le faltan apenas 37 días para que herede la guerra su sucesor, el presidente electo Barack Obama, quien ha prometido acabar con el conflicto.
Bush y el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, ratificaron ayer el acuerdo de seguridad entre ambos países que estipula la retirada del Ejército norteamericano antes de enero de 2012.
El acuerdo, que entrará en vigor en enero de 2009 y que ya ha sido aprobado por el Parlamento iraquí y el Consejo Presidencial, también prevé que las fuerzas norteamericanas abandonarán las ciudades iraquíes en junio de 2009.
Horas antes se reunió con su homólogo Jalal al-Talabani y dijo que la guerra ha sido dura, pero necesaria para proteger a Estados Unidos y dar a los iraquíes esperanzas de un futuro pacífico.
La Casa Blanca trató de evitar sospechas sobre el viaje, dando a conocer falsos calendarios de actividades de Bush en Washington ayer. Aunque la situación de seguridad en Irak ha mejorado, un viaje a esa zona de guerra es considerado aún como peligroso.
La visita de Bush se produce luego de la escala sorpresiva del secretario de Defensa Robert Gates a Irak el sábado, en una base militar en el centro del país. Gates será el único republicano del Gabinete de Bush que integrará el equipo de Obama.
Pentágono ‘maquilló’ cifras de reconstrucción
El proceso de reconstrucción de Irak, en el que Estados Unidos invirtió 100 mil millones de dólares, fue un enorme fracaso y el Pentágono llegó incluso a “maquillar” los progresos, indica un informe federal que revelóa ayer “The New York Times” .
Las diferencias entre las distintas agencias gubernamentales, la ignorancia de aspectos básicos de la sociedad iraquí y la inseguridad del país fueron las causas del fracaso, según el texto de la Oficina del Inspector General Especial para la Reconstrucción de Irak, encabezada por Stuart Bowen, y hasta ahora no publicado.
Una de sus conclusiones es que cuando las cifras de la reconstrucción comenzaron a quedarse estancadas, en especial en la reorganización del Ejército y la Policía iraquíes, el Pentágono infló los progresos para enmascarar el fracaso, afirma en su página Web el diario neoyorquino, que asegura haber recibido copias de dos fuentes oficiales.
El informe cita al ex secretario de Estado Colin Powell, quien dijo que en los meses posteriores a la invasión iraquí en 2003 el Departamento de Defensa “continuó inventándose cifras de las fuerzas de seguridad iraquíes, un número que pudo aumentar en 20 mil por semana. Ahora tenemos 80 mil, ahora tenemos 100 mil, ahora tenemos 120 mil”.
La aseveración de Powell de que el Pentágono engordó las cifras estaba respaldada por el ex comandante de las tropas en Irak Ricardo Sánchez y por el administrador civil del país antes de la creación en 2004 del nuevo Gobierno iraquí, Paul Bremer.
En sus conclusiones, el informe asegura que cinco años después del inicio de su mayor proyecto de reconstrucción en el extranjero desde el Plan Marshall en Europa al final de la II Guerra Mundial, el Gobierno de Estados Unidos no tiene ni las políticas ni la capacidad técnica y estructura organizativa necesaria para llevarlo a cabo.
Los esfuerzos han servido para reconstruir poco más de lo que se destrozó durante la invasión de Estados Unidos y el posterior saqueo, añade, al asegurar que parte del fracaso se debe a que no hubo una agencia gubernamental que asumiera la responsabilidad desde el principio.
El informe, titulado “Duras lecciones: la experiencia de la reconstrucción iraquí”, ha sido elaborado por la oficina de Stuart Bowen, quien ha visitado a menudo Irak, donde mantiene un grupo de ingenieros y auditores, sobre la base de más de 500 entrevistas y más de 600 inspecciones e investigaciones.